El Gobierno se enfrenta con entidades y figuras del cine

El Gobierno pondrá en marcha pasado mañana una etapa de fuertes cambios en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) después de la crisis provocada por el despido de Alejandro Cacetta como presidente del organismo, decidido el miércoles último por el Ministerio de Cultura luego de una denuncia televisiva.

Ralph Haiek, que se desempeñaba hasta ahora como vicepresidente, ocupará tras la Pascua el lugar de Cacetta con dos objetivos: la transparencia y la modernización del organismo, y la defensa de los recursos que recibe el cine argentino a través de los planes de fomento. Para cumplir ese doble mandato, Haiek llega con un fuerte respaldo político y línea directa con la Presidencia.

La idea del Gobierno es encarar una "solución institucional integral" en el Incaa, según adelantó la responsable de la Oficina Anticorrupción (OA), . Ese organismo y el Ministerio de Cultura se ocuparán de "transparentar al máximo" el manejo de los recursos del Incaa. A la vez, la OA analiza los hechos denunciados el martes último en el programa Animales sueltos y que provocaron al día siguiente el desplazamiento de Cacetta.

La crisis abrió un frente de conflicto casi inmediato entre el Gobierno y la mayoría de las entidades del quehacer cinematográfico local. El jueves, la llamada Asamblea Abierta de la Comunidad Audiovisual, que colmó la sala principal del cine Gaumont, reclamó la renuncia del ministro de Cultura, "por sus acciones incompatibles con la defensa del cine nacional". También refirmó su apoyo a la autarquía del Incaa establecida por la Ley de Cine y pidió que el nuevo presidente del Incaa surgiera entre candidatos propuestos por "una asamblea representativa de la comunidad audiovisual". El documento está firmado por 17 entidades de productores, directores, técnicos, distribuidores y actores, con la adhesión de un centenar más. Volverán a reunirse el próximo miércoles, a las 19, en el Gaumont.

Este colectivo, por lo general muy crítico de la política cultural de la administración de Macri, no fue el único en rechazar el nuevo escenario planteado en el Incaa. Algo parecido ocurrió entre algunas personalidades muy influyentes de la industria que simpatizan con el Gobierno, como Juan José Campanella y Adrián Suar. El primero calificó desde Twitter el despido de Cacettacomo una "horrible y torpe opereta" y difundió desde esa red social un comunicado de varias entidades agrupadas en la Cámara de la Industria Cinematográfica, junto a la...

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