El Gobierno dejará para su sucesor un presupuesto optimista

El último proyecto de presupuesto de Cristina Kirchner, destinado a su sucesor a partir de diciembre próximo, sigue la línea "optimista" de los anteriores que, a juicio de la oposición, es pura ficción.

En efecto, para 2016 prevé que la economía crecerá un 3% (cuando este año será nulo); que la inflación será del 14,5% anual (menor incluso que la estimación oficial para este año), y que el tipo de cambio será de 10,60 pesos por dólar (cuando el paralelo supera ya los 15 pesos).

El "optimismo" no termina aquí: para el Gobierno, en 2016 habrá superávit primario (calcula unos 11.000 millones de pesos), pues los recursos subirán un 25,7%, mientras que los gastos crecerán sólo un 15,8%. Si cumplieran fielmente estas previsiones, el próximo gobierno debería instrumentar un durísimo ajuste, ya que este año el gasto supera ampliamente al nivel de ingresos (se prevé una suba del 40% respecto de 2014). De hecho, el propio Ministerio de Economía admite que en 2015 las cuentas públicas cerrarán en rojo: según el proyecto que envió ayer al Congreso, el resultado primario será negativo en 39.788 millones, mientras que el resultado financiero sería deficitario en 94.203 millones de pesos.

Contrario a lo que presagiaba la oposición, el proyecto de presupuesto 2016 no contendría, a priori, las "trampas" que esperaban del Gobierno para condicionar el inicio de la próxima gestión.

En ciertos sectores políticos y económicos temían que la iniciativa contemplara, por ejemplo, la coparticipación del impuesto al cheque (cuya vigencia vence a fin de año), lo que redundaría en menor recaudación del tributo a nivel nacional, o una poda feroz en los subsidios, gastos y fuentes de financiamiento. También advertían que el Gobierno podría dejar de prorrogar la ley de emergencia económica, que también vence a fin de año. Esto no se observa en la iniciativa que se envió ayer al Congreso, pero tal vez la trampa del kirchnerismo sea, precisamente, mantener el statu quo económico que imprimió el Gobierno en su último presupuesto.

En la oposición creen que la estrategia del Gobierno es mantener el statu quo, sin tocar subsidios ni disponer devaluaciones bruscas, y que sea el sucesor de Cristina Kirchner el que asuma el costo político de, eventualmente, disponer un ajuste del gasto -causante del derrape del déficit- o modificar el actual tipo de cambio.

Por esa razón, ayer se escucharon varios opositores que reclamaron que la ley de presupuesto se apruebe después de los...

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