El gobierno de Cristina Kirchner y Alberto Fernández, ante el abismo de la desconfianza

El Gobierno fantasea con un 17 de octubre, la fecha mágica del viejo peronismo. Supone que en menos de tres semanas ocurrirá un relanzamiento, cambiará el clima y se definirá un rumbo.Los allegados a Alberto Fernández lo describen como el renacimiento de la imagen presidencial y el final del largo encierro (en particular en el conurbano) luego del destructor efecto económico y social de la cuarentena. Los kirchneristas esperan otra cosa: desean que Cristina imponga de una vez el sello de la radicalización y la ruptura con sus viejos enemigos como vía de recuperación.Hay, por lo tanto, dos expectativas para un mismo supuesto punto de inflexión, un fuego que apaga a otro fuego en el mismo gobierno, y ninguna posibilidad de que un milagro político ocurra en medio de la peor recesión, una inflación en alza y los indicadores de pobreza, que ya treparon al 40,9%. Es un índice real pero incompleto; el propio Presidente reconoció que la excepcional e insostenible ayuda del Estado por la cuarentena evitó que la medición del Indec arrojara datos todavía más siniestros.¿Hacia dónde ir en medio de semejante crisis? A Alberto, Cristina ya le anuló sus aspiraciones de negociador. No será con la oposición, sino contra la oposición que el kirchnerismo iniciará su intento de dominación.Por ahora hay medidas sueltas que se parecen a la liquidación de una tienda en crisis destinada a recuperar fondos. Bajar las retenciones luego de que fueron subidas a principios de año. Ampliar el acuerdo con China a cambio de un canje monetario para recuperar dólares. Detonar la confianza haciendo imposible la compra de divisas. Nada consistente.Fernández no puede negociar un acuerdo político con la oposición; es pecado en la casa que le prestaron. Y tampoco puede tomar medidas que molesten a Cristina, que cuando no interviene en asuntos claves le pone límites. Alberto no será el presidente que le gustaría ser y representa como puede al presidente que sus socios mayoritarios desearían tener. No es ni lo uno ni lo otro y, por lo tanto, tiene cada vez menos peso político.Fernández había logrado dos avances que dispararon su popularidad en el segundo trimestre del año, aun cuando en ese...

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