Un gobierno que corre detrás de los acontecimientos

Nadie la vio venir. Nadie oyó los preparativos. Nadie, en fin, imaginó en el Gobierno la colisión con legisladores y sindicatos peronistas en estado de sublevación. Algo está sucediendo en la administración de Mauricio Macri para que se haya perdido la sensibilidad frente a la dinámica política. Un ejemplo es más elocuente que mil palabras. Si la firma del compromiso empresario del lunes hubiera sucedido al principio de todo, no habrían ocurrido ni el acto de las centrales obreras ni la votación del Senado que arrasó la posición presidencial. El compromiso empresario se produjo, en cambio, cuando ya el proceso opositor estaba demasiado avanzado.

Un gobierno a la defensiva es la peor receta para una administración tan frágil en la relación de fuerzas parlamentaria. La conclusión inevitable del lunes es que el Gobierno reconoció que existe el temor de muchos trabajadores a perder el empleo. Si lo sabía, ¿por qué no puso en práctica mucho antes, y sin que nadie lo obligara, el mecanismo que involucró a los empresarios? No haberlo hecho a tiempo dejó la imagen de un gobierno que corre detrás de los acontecimientos.

En verdad, los senadores peronistas le asestaron al Gobierno su primera derrota parlamentaria por cosas que no tienen que ver con los trabajadores, aunque éste haya sido el pretexto. La primera información a tener en cuenta es que los gobernadores peronistas dejaron hacer a los senadores. Nunca fueron tan indiferentes frente a Macri desde el 10 de diciembre pasado. ¿Qué les pasó? ¿Acaso ya no tienen urgencias económicas? Las tienen, tantas como los reproches que le hacen al gobierno federal. La administración nacional no les giró nada de lo acordado sobre el aumento de la coparticipación, un pacto que sellaron para devolverles en cinco años a las provincias el 15 por ciento que les descuentan para financiar a la Anses. Este año debían recibir un 3 por ciento más en efectivo y otro 3 por ciento en bonos. No llegó nada al interior. "Había que mostrar los dientes", concluyó un gobernador.

La segunda razón es más política. Muchos peronistas que militan en el bando racional le atribuyen al macrismo la resucitación de Cristina Kirchner. Y fijan el momento del supuesto renacimiento en la citación a indagatoria por parte del juez Claudio Bonadio, que la ex presidenta convirtió en una multitudinaria fiesta cristinista. Se equivocan. A Bonadio no lo maneja Macri, como no lo pudo manejar Cristina en su momento. Es un juez que ni siquiera tiene...

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