El Gobierno apuesta a un 'país abierto' para reconciliarse con España

La Argentina y España se proponen superar por vía diplomática una concatenación de conflictos que tiene casi la misma edad que el kirchnerismo. Una historia de desencuentros que arrancó en julio de 2003, cuando José María Cuevas, líder de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, le reprochó en Madrid a Néstor Kirchner que hubiera puesto "a parir" a las corporaciones de ese país, y que siguió hasta bien entrado 2012, con la expropiación de YPF. Ambos gobiernos dieron ayer el primer paso público, durante un foro en el hotel Alvear que organizó la Cámara Española de Comercio y al que asistieron ejecutivos y funcionarios de ambos países.

José Manuel García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores de España, fue tal vez el más gráfico y explícito. Invitado al cierre del foro, comparó la relación bilateral con la de un "matrimonio indisoluble" cuyo vínculo se "ha deteriorado notablemente en los últimos años", metáfora que le sacó una sonrisa a su par de la Argentina, Susana Marcorra, que aclaró en broma que sólo estaban hablando de diplomacia. "Susana, no te voy a decir cómo nos llevamos porque tú lo sabes. Cuentas con el apoyo del gobierno de España y la familia real", había empezado García Margallo.

España era hasta hace tres años el primer país inversor en la Argentina, hasta que el acuerdo entre Chevron e YPF la relegó al segundo lugar, detrás de Estados Unidos. De ahí que cobraran relevancia las declaraciones de la canciller, que volvió a ubicar ese destino entre las preferencias. "Queremos una nueva Argentina integrada al mundo, pero particularmente integrada a Europa y especialmente a España", dijo.

Los escuchaba una platea de empresarios que casi no se levantó en ninguna de las exposiciones y que sólo interrumpió su silencio cuando ovacionó, con aplausos de varios segundos, un rechazo del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, a la corrupción. "El Gobierno tiene un compromiso con la transparencia y la honestidad. La cuestión es que nos crean", había dicho.

Dietrich hacía la exhortación justo en la mañana en que el tema de conversación empresarial era el escándalo por las cuentas off shore en Panamá, que roza no sólo al kirchnerismo y a Cristóbal López, sino al propio presidente Mauricio Macri, director en 1998 de una de las sociedades mencionadas. "Me gustó esta gente. Habla directo. No hay macaneo", dijo Santiago Soldati, que entró acompañado por Enrique Cristofani, líder del Banco Santander.

Al igual que lo había...

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