Gobernar sin presupuesto

El incremento por decreto de un conjunto de partidas presupuestarias por un monto superior a 6000 millones de pesos ha puesto en evidencia la nula participación del Poder Legislativo en una materia que le incumbe constitucionalmente. El Congreso se ha convertido en un mero observador del manejo discrecional que hace el Poder Ejecutivo de los recursos del Estado. Parecería, además, que el cuerpo legislativo se ha resignado a aceptar tal anomalía, ya que no ha habido una declaración relevante que pusiera de manifiesto alguna sensibilidad frente al hecho.Debe recordarse que la ley de presupuesto vigente no se corresponde con el proyecto enviado para 2011 ya que el oficialismo se negó a negociar modificaciones que la oposición pretendía imponer, por lo cual el Poder Ejecutivo optó por prorrogar la norma correspondiente a 2010. Han transcurrido dos años con más de un 50% de inflación acumulada desde que los números de la ley hoy vigente fueron elaborados.Puede entenderse entonces por qué ninguna partida puede respetarse y por qué toda asignación constituye una nueva decisión de gobierno. Los ingresos nominales del fisco superan hoy todas las previsiones hechas dos años atrás y habilitan al ejecutivo a incrementar y reasignar partidas a su arbitrio. El efecto logrado ha sido en los hechos poder gobernar sin presupuesto ni injerencia del legislativo. En mayor grado se reitera lo que se venía haciendo en años anteriores cuando se subestimaban los recursos para luego disponer a su arbitrio de los excedentes de recaudación.Hemos entrado peligrosamente en una gestión de gobierno liberada de los límites de una ley de presupuesto, la "ley de leyes", y con una fuerte concentración de poder. Los resultados de la convocatoria electoral para...

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