Gestos eternos

KATMANDÚ, NEPAL.- Jean-François Millet no solo fue un mago de las luces y las sombras; fue el artista que, allá por el siglo XIX y convertido en uno de los principales nombres del realismo, no encontraba belleza en la prístina superficie de los salones parisinos, sino en los sufridos cuerpos de quienes trabajaban la tierra. Vincent Van Gogh no solo fue dueño de la mirada y los pinceles más rabiosamente estremecidos de la modernidad; fue un admirador de Millet, tras cuya senda gestó el encanto trémulo de Descanso al mediodía. Y algo de ellos dos resuena en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR