Gerónimo Rauch: ahora, el quinto Beatle

Sorprende ver a Gerónimo Rauch sorprendido de su suerte. ¿Acaso semejante voz y una carrera acuñada sobre las tablas más importantes del mundo no suponen un devenir exitoso? Quizá Rauch, como Lennon, entendió eso de que la vida es lo que pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes. Impredecible y veleidosa. Por eso, cuando desde el otro lado del teléfono -y del océano- le propusieron producir su primer disco solista, se sorprendió. Mucho. Con todo el cuerpo. Arqueó las cejas y abrió la boca bien grande. "Hace más de diez años que sueño con esto", dice ahora, con Here, there and everywhere, su álbum debut, en la mano, y con la certeza de que se subirá a un escenario de su país natal -el que dejó hace nueve años para triunfar- para presentarlo. El 2, 3 y 4 de diciembre son las fechas en que llevará este exquisito tributo a Los Beatles al teatro Maipo. Y sigue sorprendido.

"Éste es olor a Buenos Aires", dice por los jazmines, los jacarandás y los lapachos que acompañan su paseo por las calles de Colegiales. Vino al país por una semana antes de volar a México a comenzar con las presentaciones del disco. Palpita el regreso a un escenario porteño con mucho entusiasmo porque la sangre tira, aunque él prefiera pensar en un mundo sin fronteras y aunque hayan sido países extranjeros los que supieron darle la oportunidad de triunfar. "El tiempo dio revancha. Sin Mambrú no hubiera conocido a Afo Verde [cabeza de Sony Latin] y ahora me está dando la oportunidad de hacer esto -repasa-. Fue una etapa muy oscura después de Mambrú. Aquellos que decían que éramos los mejores después nos cerraron puertas. Yo me planteé hacer otra cosa. Si no hubiera aparecido la posibilidad de actuar en Madrid, me habría deprimido mucho", cuenta. Su historia tiene algo del mito del héroe. Tras convertirse en ídolo pop con la banda formada en Popstars y tocar el cielo de la masividad con las manos, se quedó sin trabajo, y su sueño de lanzar su carrera solista como un crooner latino pareció entonces imposible. Por suerte la vida sí tenía otros planes para él. Un video suyo cantando "Getsemaní", de Jesucristo Superstar, llegó a manos de la producción madrileña de la obra, que aún no encontraba protagonista. "Traigan al argentino", fue la frase que marcó su destino. Dejó todo y se instaló en España para convertirse en estrella en poco tiempo. Después trabajó en Chicago y protagonizó Los miserables. Pero más tarde, ungido por Cameron Mackintosh, viajó a la meca europea...

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