Las garantías se convierten en una nostalgia

Algunos síntomas y otros hechos están indicando que el "vamos por todo" del kirchnerismo incluye al Estado de Derecho. No se trata entonces sólo de la pretendida hegemonía política (casi lograda) o de la imposición de equivocadas políticas económicas (cuyo fracaso es más que probable), sino que ha puesto seriamente en duda la vigencia de las libertades y garantías constitucionales.La prensa independiente sabe de lo que se trata desde hace mucho tiempo, situación que ha sido denunciada en un duro documento por la reciente asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). La inconstitucional indefensión sumó en los últimos días a personas de un espectro mucho más amplio que el ya vapuleado periodismo.El caso más notable es el ex procurador general de la Nación (jefe de los fiscales) Esteban Righi, quien será investigado por un equipo de fiscales más numeroso que el que se dedica a averiguar las correrías del vicepresidente Amado Boudou. Righi es peronista y kirchnerista, pero últimamente había caído en una especie de éxtasis cristinista. A tal punto llegaba su fe en la Presidenta que algunos kirchneristas críticos habían dejado de hablar con él. Lo aprecian y lo respetan demasiado como para correr el riesgo de enojarse con Righi en una trasnochada conversación política.Sin embargo, ningún fiscal consultado recordó que Righi lo haya presionado nunca por una causa que involucrara al gobierno de los Kirchner. Puede deducirse que el ex procurador marcaba una clara frontera entre sus simpatías políticas y sus obligaciones como un importante referente del Poder Judicial. El fiscal Carlos Rívolo, que lleva adelante la causa Ciccone, en la que está complicado Boudou, aseguró que Righi nunca le pidió nada. Nunca le demoró siquiera la entrega de viáticos o la designación de peritos contables para avanzar en la causa. No era eso lo que el Gobierno esperaba de Righi. Ningún funcionario le pidió nada al ex procurador, pero el sistema kirchnerista supone que los ciudadanos, sobre todo los que tienen algo que hacer o decir, deben saber cómo actuar en cada caso.Righi habría renunciado si sólo le hubieran pedido la renuncia. Era poco. El castigo debía ser mucho peor. Fue públicamente acusado por Boudou de tráfico de influencias y de prácticas corruptas. Su ex segundo en la procuraduría, Luis González Warcalde, actualmente a cargo de la oficina que era de Righi, nombró a cinco fiscales para investigar la denuncia de Boudou contra el ex procurador, que ni siquiera fue...

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