Ganar un Mundial no garantiza sostenerse en el poder

Lionel Messi y Alberto Fernández

La situación económica se deteriora día a día: la caída de la demanda de dinero, el impacto en la inflación y en la cotización de los dólares financieros, un Banco Central que no deja de perder reservas y el talón de Aquiles de la deuda en pesos, con vencimientos cada vez más cortos. Para peor, una de las principales calificadoras de riesgo soberano bajó la nota a los títulos públicos en moneda local, convalidando la sospecha que todo el mercado financiero ya tenía: difícilmente el próximo gobierno podrá evitar "reperfilarlos" (un nuevo default). Esto supone que la actual administración esquivaría un evento traumático similar al que parecía ineludible antes de que Sergio Massa trajera algo de calma pasajera. Sin embargo, muchos actores económicos y políticos sospechan que este interregno estaría agotándose. "La corrida de los pesos ya comenzó", aseguró el miércoles uno de los principales economistas del país.

Ojalá los problemas se agotaran en la economía: el entorno político vuelve todo mucho más complejo, incierto, volátil y ambiguo. Y esto no tiene solo que ver con el adelantamiento de la dinámica electoral, con la cual aparece embriagado el conjunto del sistema político. Desde esta semana, el país experimenta un conflicto de poderes con pocos precedentes gracias a que la mayoría del Senado que controla CFK desconoció un fallo de la Corte Suprema, que había desarticulado una maniobra pergeñada por la vicepresidente para quedarse con un asiento que corresponde a la oposición en el Consejo de la Magistratura. Para peor, a la disfuncionalidad que caracteriza al Gobierno, en la que se destaca la extrema debilidad de la autoridad presidencial, se le suman las dudas sobre el estado de salud del mandatario, que debió interrumpir primero y acotar después su agenda en la reunión del G-20 en Bali. Esto impactó tanto en la enclenque coalición gobernante que la propia Cristina lo llamó para escuchar de primera mano cómo se sentía. Cabe recordar que el diálogo (en rigor, el vínculo) entre ambos está roto y la última vez que hablaron fue en ocasión del frustrado atentado que ella sufrió hace casi diez semanas. La fragmentación del FDT se reproduce a nivel provincial y hasta local, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, favorecida por el reparto de recursos presupuestarios y objeto de una feroz disputa por su control que involucra a los principales protagonistas de la vida pública provincial, comenzando por el...

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