Ganadería de punta en zonas áridas

En una jornada ganadera organizada por los CREA de la zona Semiárida, Martín Ginart y Pablo Loza, asesores de los CREA Soven y Utracán, respectivamente, demostraron que se pueden obtener sustanciales mejoras en la producción de los campos pese a las fuertes restricciones zonales.

Los suelos de los campos del CREA Soven, integrado por establecimientos distribuidos en el sur de la provincia de San Luis, poseen un alto contenido de arena (88%), la gran limitante de la zona, ya que impide disponer de reservas de agua en épocas de sequía, y bajos porcentajes de materia orgánica.

Para tener en cuenta, dentro del área de campo natural, que representa cerca del 50% de la superficie del CREA, se identifican tres regiones bien definidas. En primer lugar, el oeste de San Luis, donde la flora está constituida principalmente por arbustales con baja producción de materia seca (200 a 300 kg/ha) y pastizales sammófilos, con predominancia de especies de verano (pasto escoba, pata de gallo) y algunas especies de invierno (poa y flechillas).

En segundo lugar está la región centro-oeste, cuyos suelos son muy arenosos, tiene pastizales en los que prevalece la paja amarga, cuya producción también es reducida (entre 200 y 500 kilos de materia seca por hectárea); durante el invierno, su calidad proteica es limitada. Por último, hacia el este de la provincia hay pastizales invadidos por paja blanca (del género Stipa). Allí, las especies más palatables son flechilla y poa. Ginart aseguró que "bien manejadas, las producciones de esta zona pueden alcanzar hasta 900 kilos de materia seca por hectárea".

Por su parte, "el manejo de los suelos del CREA Utracán, ubicado en el centro de La Pampa, es más simple", señaló Loza, asesor del grupo.

Los suelos de la zona son planicies con limitantes de tosca, dominados fundamentalmente por pastizales. Nuevamente, las especies predominantes son flechilla y poa, "una bendición por su calidad, fundamental para la nutrición de las vacas durante varios meses", detalló el técnico.

En los sitios donde hay profundidad, se produce una competencia con especies arbustivas.

"Para subsanarlo, la herramienta por excelencia es la quema prescripta", aseguró Loza. "Al año siguiente de realizar la primera quema, obtuvimos una respuesta bastante importante: la producción de raciones por hectárea pasó de 47 a 85", indicó. El asesor aclaró que este efecto tiende a morigerarse con el paso del tiempo.

"Sin embargo, con una quema posterior efectuada en...

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