El gabinete de Macri

El país estaba al borde del desastre. El presupuesto presentaba un descubierto insoportable. Teníamos exceso de empleados públicos, mientras que en las empresas privadas aumentaba la desocupación. Nuestra deuda pública era enorme y habíamos incumplido compromisos sujetos a sentencias judiciales externas. Las exportaciones no alcanzaban siquiera las tres cuartas partes de las importaciones. Las reservas del Banco Central cubrían sólo cinco semanas de importaciones. Por desconfianza no teníamos crédito internacional alguno y tuvimos que implorar ayuda a ciertos países amigos para poder mantener el comercio exterior. La actividad económica estaba próxima al derrumbe porque debíamos imponer un cepo a las compras o viajes al exterior y no podíamos importar insumos. Los compromisos de ventas internacionales no pudieron sostenerse porque nuestros productos no tenían precios competitivos. La única alternativa que nos quedaba era el milagro o la quiebra.

El párrafo precedente podría graficar casi perfectamente la situación económica actual de la Argentina. Sin embargo, corresponde a un extracto de las memorias del recordado líder francés Charles de Gaulle, acerca del estado de Francia en 1958, cuando llegó a la presidencia. Su gobierno elaboró un plan integral de reformas más que un ajuste superficial en las cuentas públicas mediante una devaluación.

Para enfrentar la delicada situación, De Gaulle nombró una comisión de expertos entre quienes se destacó el economista Jacques Rueff, que constituyeron una suerte de ministros sin cartera, quienes elaboraron un informe sobre el problema financiero francés, en el cual concluyeron que éste residía en un exceso de gasto público que generaba un elevado déficit presupuestario y que se financiaba a través de la emisión de moneda espuria, creando inflación y dificultando la apertura al comercio internacional. Un segundo informe le recomendó al presidente no insistir en artificios cambiarios y contables que sólo servirían para salvar a un Estado corrupto, obeso y gastador compulsivo, además de eliminar todas las barreras que impiden la expansión de las potencialidades individuales de los franceses creativos.

Tras vencer duras resistencias, el plan de saneamiento fiscal adoptado por De Gaulle rindió sus frutos: en seis meses se derrotó a la inflación, se recuperaron las exportaciones agrícolas e industriales, aumentó la oferta de puestos de trabajo y en menos de un año las inversiones se duplicaron. Una de las...

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