Como si fuera la generación renovada

MÉXICO.– Luis Scola pide la pelota, se presta a la lucha grecorromana cerca del canasto, gira, anota, rebotea, roba. Facundo Campazzo recupera una pelota, corre y asiste, y hasta le gana, con su corto 1,79m un rebote decisivo al gigantesco Kelly Olynyk (2,11). Andrés Nocioni contagia su fiereza y se manda hacia la pintura con su fuerza desbordante. Nicolás Laprovittola conduce y derrocha calidad. Patricio Garino y Tayavek Gallizzi dan hasta lo que no tienen por la camiseta a la que aman. Selem Safar y Leo Mainoldi embocan desde el perímetro. Los chicos entran y cumplen. Primero, el equipo. Segundo, el equipo. Tercero, el equipo. Y si Scola avasalla en una planilla de estadísticas, lo hace sólo porque le conviene tácticamente al conjunto. Nadie juega para sí mismo.

Así se pueden dar golpes fuertes en el tablero. Como el de ayer, contra Canadá, que no llegó a ser batacazo pero sí un sacudón en la Zona B de este FIBA Américas. La Argentina no sólo venció, y con claridad, por 94-87, al favorito del certamen, al que más jugadores de NBA posee –nueve–, sino que también jugó con inteligencia, garra y habilidad. En dos fechas ya derrotó a los adversarios más calificados del grupo y firmes candidatos a llegar a los Juegos Olímpicos, y empezó a modelar un perfil de conjunto.

El legado de la Generación Dorada se conserva. Al necesario recambio podrá faltarle talento, pero nunca compromiso ni esfuerzo. Eso parece estar garantizado por muchos años como marca registrada del seleccionado argentino de básquetbol, El Alma. Pero este plantel de México 2015 tiene algunos rasgos propios en el juego. La táctica cumple un papel vital; Sergio Hernández hace muchos cambios de piezas en la cancha para adaptarse a lo que propone el rival y a lo que necesita su equipo en cada momento. La defensa es un pilar, una bandera. No es sólo esmerarse; es ser solidario con el que perdió la marca o quedó lejos en un contragolpe ajeno, es buscar el balón que pegó en el fierro aunque dos torres enemigas vayan por él. No por nada la Argentina acumula en dos fechas 44 puntos contra 12 surgidos de pérdidas de pelota ajenas.

La esfera naranja circula y circula. Todos pueden participar, todos pueden anotar. Tirarán más los más aptos, pero nadie está vedado. Otros darán más rebotes, o robos, o asistencias, o bloqueos. Pero cada uno aporta lo suyo. Un día, contra Puerto Rico, brillan Garino y Safar; otro, frente a Canadá, se lucen Scola y Laprovittola. Mañana, quizá Deck y Delía, o...

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