Frente al abismo, responsabilidad

La a la presidencia del Banco Central, forzada por las duras críticas formuladas anteanoche por la presidenta de la Nación, y su reemplazo por el hasta ahora titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli, fue un nuevo signo de la gravedad institucional que enfrenta nuestro país. Representa una prueba más del error de la jefa del Estado por rodearse de amanuenses y reemplazar a los funcionarios idóneos por los incondicionales.El alejamiento de Fábrega, un funcionario que había tenido una larga trayectoria en el Banco Nación antes de ser nombrado al frente del Banco Central y que gozaba de respeto en la comunidad financiera, era esperable luego del incendiario discurso pronunciado por Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada, en el cual perfiló el país que nos espera a los argentinos durante los 14 meses y diez días que le quedan de mandato constitucional: más intervencionismo en la economía, más populismo, más regulaciones asfixiantes, más aislamiento internacional, más persecuciones sobre empresarios y sobre todo aquel que exprese sus disidencias con lo que queda de un modelo que se cae a pedazos, más rencores y divisiones sembradas desde el poder entre los argentinos, y menos libertades.Las amenazas lanzadas por la Presidenta contra entidades financieras, agentes de bolsa y empresarios agrícolas no son un buen presagio. Anticipan más ataques que derivarán en nuevos escraches públicos como aquellos a los que el kirchnerismo nos ha acostumbrado, valiéndose ahora de peligrosísimas herramientas como las leyes antiterrorista y de abastecimiento.Por si esto fuera poco, y como adelantamos el 30 y el 31 de agosto en sendos editoriales titulados "Argenzuela", nuestra Presidenta ha demostrado con creces que ha sido una excelente discípula del chavismo en la invención de enemigos internos y externos en quienes descargar la responsabilidad por los propios fracasos de sus políticas.Los ataques presidenciales al gobierno de los Estados Unidos por el fallo de un juez neoyorquino convalidado por las instancias superiores de la justicia norteamericana no sólo dan cuenta de una asombrosa ignorancia sobre los principios republicanos de división de poderes y de independencia judicial, sino que acercan a Cristina Kirchner a los caricaturescos recuerdos de Hugo Chávez insultando al "imperialismo yanqui".El test del ADN populista evidencia la presencia de tres factores constantes: antagonismo social y licuación de las instituciones; cortoplacismo...

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