Freiler, una mancha para toda la Justicia

Aunque debería causar gracia, lo cierto es que indigna la reacción del camarista federal Eduardo Freiler luego de ser suspendidopor el Consejo de la Magistratura, para su sometimiento a un juicio político que tendría que haber comenzado hace mucho y concluido con su remoción debido a su enriquecimiento injustificado.

El magistrado consideró que esas medidas, adoptadas por el Consejo cuando el bloque opositor se vio impedido de contar con el voto del consejero Ruperto Godoy en virtud de un pronunciamiento judicial que lo excluyó de ese cuerpo por no contar con el título de abogado, las impulsó el Presidente y que constituyen "un disciplinamiento para los jueces" y algo "muy preocupante para la democracia".

Resulta inconcebible que justamente uno de los más connotados representantes de un sector del Poder Judicial adicto al kirchnerismo se queje de un supuesto "disciplinamiento" de los jueces, cuando fue ese régimen el que llevó esa práctica a un extremo nunca visto, como cuando intentó imponer una reforma en el Consejo de la Magistratura para poder manejar ese organismo a su antojo o mediante la ley de subrogancias dirigida a poner a dedo jueces afines en juzgados sensibles, iniciativas ambas que afortunadamente fueron declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema. Si hay alguien en la justicia federal que sabe en qué consiste el disciplinamiento judicial es precisamente Freiler.

Que el oficialismo en el Consejo de la Magistratura aprovechara en un plenario su mayoría circunstancial derivada de la demora en la jura de un nuevo consejero para reemplazar al removido por la Justicia no es susceptible de reproche legal alguno, y pudo haber sido anticipado por la oposición en el Consejo de haber actuado con diligencia, de manera tal que no puede calificarse como una irregularidad, y mucho menos como un delito, como también pretendió Freiler al sostener que intentará que se declare nula la sesión y se inicie una causa penal a los consejeros que votaron en su contra.

De hecho, en la primera sesión del Consejo posterior a la que decidió su enjuiciamiento y suspensión, se aprobó el acta del plenario anterior con nueve votos, incluyendo el de un consejero opositor y la abstención del senador Juan Mario Pais, que reemplazó al excluido Godoy, y que además no formuló objeción alguna por no haber podido participar de dicha sesión.

La que, en cambio, merece un severo reproche fue la actitud obstruccionista que le permitió durante demasiado tiempo al...

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