Frankenstein: un cadáver exquisito suelto en la biblioteca

Además de fragmentos de cuerpos, órganos y piel, la criatura sin nombre engendrada por Mary Shelley hace 200 años está hecha de una conjunción de ideas de la época: ciencia, ocultismo, experimentos resurreccionistas, filosofía, poesía y terror. Frankenstein, el monstruo que llegó a devorarse la figura (y el apellido) del científico que lo creó en la ficción, es un cadáver exquisito formado por piezas del gótico, el romanticismo y el positivismo en un momento en el que el método científico no tenía límites precisos ni estaba regido por la ética.

En ese ambiente intelectual, una joven británica de 18 años, hija de una pionera del feminismo, Mary Wollstonecraft, y de un precursor del pensamiento anarquista, William Godwin, escribe una novela oscura y perturbadora protagonizada por un científico, el doctor Victor Frankenstein, que desafía la muerte al darle vida a un superhombre construido con pedazos de otros cuerpos. Escrita durante el verano de 1816, que quedó en la historia como el más frío de Europa, la primera edición de Frankenstein o el moderno Prometeo se publicó en enero de 1818 sin firma. Recién en la tercera edición, en 1831, aparece Mary Shelley como autora. Clásico de la literatura universal, el libro inaugura el camino de la ciencia ficción moderna. El sufrido monstruo original de Shelley, que tiene ansias de conocimiento y de amor y no entiende por qué es rechazado, se convierte en ícono de lo aberrante y lo grotesco. Y termina devorado por la cultura de masas.

A dos siglos de su aparición, la Biblioteca Nacional rinde homenaje a la novela y a la autora con la muestra "El monstruo de Frankenstein", que inaugura hoy y podrá visitarse hasta marzo de 2019. "Los 200 años son una excusa para revisitar la obra y el universo que le dio origen. Cualquiera que lea o relea el texto hoy advertirá su vigencia, la cantidad de temas que plantea y el entrecruzamiento de esas problemáticas. Y eso es, justamente, lo que lo hace un clásico: proponer una gran variedad de sentidos en distintos momentos históricos. Plantea metáforas que tienen que ver con la identidad, la discriminación, el poder", dice Jorgelina Núñez, coordinadora del proyecto, junto con Evelyn Galiazo.

La exhibición tiene un carácter escenográfico y participativo. Montada a partir de dos ejes temáticos, el de la...

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