Francisco pidió evitar las intrigas en la Iglesia

ROMA.- "El cardenal entra en la Iglesia de Roma, no en una corte." Dentro de esa revolución de humildad y austeridad que impulsa en la Iglesia, el Papa llamó ayer a los primeros cardenales de su pontificado, proclamados anteayer, a http://www.lanacion.com.ar/1666666-el-papa-ordeno-cardenales-y-afirmo-que-quien-tiene-cargos-en-iglesia-no-tiene-poder-especialy a evitar "intrigas, habladurías, camarillas, favoritismos, preferencias".Consciente de los escándalos salidos a la luz al final del pontificado de Benedicto XVI -el llamado VatiLeaks, una inédita filtración de documentos reservados que sacaron a relucir un clima de venenos e internas-, en un sermón fuerte, pidió un cambio de actitud."Amemos a quienes nos contrarían; bendigamos a quien habla mal de nosotros; saludemos con una sonrisa al que tal vez no lo merece; no pretendamos hacernos valer, contrapongamos más bien la mansedumbre a la prepotencia; olvidemos las humillaciones recibidas", pidió el Papa, en una misa solemne que concelebró en la Basílica de San Pedro con los nuevos purpurados. Entre ellos estaba su sucesor en la Arquidiócesis de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli.A los nuevos purpurados, provenientes la mayoría del Sur y de las periferias del mundo y no tanto del primer mundo, Francisco los llamó a dejarse guiar siempre por el espíritu de Cristo, "que se sacrificó a sí mismo en la cruz para que podamos ser «cauces» por los que fluye su caridad"."Ésta es la actitud, éste debe ser el comportamiento de un cardenal. El cardenal entra en la Iglesia de Roma, no en una corte. Evitemos todos y ayudémonos unos a otros a evitar hábitos y comportamientos cortesanos: intrigas, habladurías, camarillas, favoritismos, preferencias", exhortó. "Que nuestro lenguaje sea el del Evangelio: «Sí, sí; no, no»; que nuestras actitudes sean las de las bienaventuranzas, y nuestra senda, la de la santidad", agregó.Se trata de la liturgia del amor, resumió: "Cuando en nuestro corazón hay cabida para el más pequeño de nuestros hermanos, es el mismo Dios quien encuentra lugar...