Francesca Ancarola: el origen en perspectiva

De la cantante Francesca Ancarola se pueden encontrar en la Web definiciones del tipo: "Es una de las cantautoras chilenas más respetadas, completas y talentosas". No faltan a la verdad. Sin embargo, una mirada más aguda la define como "antidiva, pero estrella igual" (la escribió Iñigo Díaz para una semblanza del disco Lonquén, de 2007, que la cantora grabó como tributo a Víctor Jara). Francesca tiene en su haber ocho discos publicados. El más reciente es Templanza (2012), pero si uno le pregunta cuándo publicará el siguiente, dirá que tiene canciones suficientes, aunque todavía no lo sabe. No tiene apuro ni una compañía discográfica que le marque el ritmo a su catálogo. Puede brillar sin ser diva con contrato.

Hay mucho de formación musical académica en su vida y bastante de intuición, esa que mientras estudiaba en un conservatorio de Nueva York la devolvió a la música popular de Chile, a las canciones de infancia, al repertorio de Violeta Parra, al "Manifiesto" de Víctor Jara. Esa que luego la llevó hacia sus primeros discos, que son un refinado paseo, desde la edición de Que el canto tiene sentido (1998), por el cancionero popular latinoamericano. Después hubo otras decisiones estéticas que la trajeron varias veces a este lado de la Cordillera. Porque el concierto que hoy dará en Bebop, Moreno 364, a las 21, con el guitarrista Simón Schriever y el trío argentino Aura!, no es su primera incursión argentina.

Por la Argentina -especialmente Buenos Aires, ciudad que visitará cada vez más seguido, ya que su hija mayor se instaló acá para estudiar- hizo varias incursiones desde la década pasada. En 2008, por ejemplo, editó con Carlos "Negro" Aguirre un exquisito disco de canciones de cuna que titularon Arrullos. Días atrás Francesca participó en la tercera edición del ciclo de...