Una fragilidad de origen

Hay peronistas que, ya fuera de toda posibilidad de volver a cargos relevantes, pueden expresar libremente sus ganas de que Alberto Fernández triunfe y contrastarlo, al mismo tiempo, con la frágil situación en que deberá ejercer el poder. Es una conclusión a la que el sector privado, tanto o más necesitado de una reactivación, llegó bastante antes porque lo experimenta cada día en sus resultados: , en concurso preventivo, o , en cesación de pagos, son solo algunos de los ejemplos que en los últimos días hicieron más evidente la crisis.La efervescencia electoral puede haber empujado hasta ahora a parte del Frente de Todos a suponer que bastará con haber impedido la reelección de Macri y con que la Casa Rosada vuelva al ejercicio de lo que la militancia llama "la política", pero estas expresiones de deseo empezarán a ponerse a prueba el martes, cuando asuma el nuevo gobierno y se encuentre con las mismas inconsistencias que la Argentina padece al menos desde 2010 y que Macri subestimó en 2015 por motivos muy similares, cuando pensó que el fin del kirchnerismo significaría en sí mismo un aluvión de inversiones. Es una trampa que supera cualquier esfuerzo retórico: la estructura productiva del país no alcanza a generar la cantidad de dólares que necesita para sostener el gasto de una sociedad que cree merecer vivir mejor y, más aún, haber hecho ya suficientes esfuerzos al respecto.Eduardo Duhalde deslizó algo de todo esto anteayer, durante el acto por la mención de honor que el Senado le dio al exministro Horacio Jaunarena. "Si los argentinos , esto termina muy mal", dijo el expresidente, que definió el actual escenario como peor que el de 2001: no solo existe mayor precariedad económica estructural, planteó, sino también menos tolerancia callejera que entonces y escasos consensos para superarla.La referencia a aquel colapso interpela a quienes en el Frente de Todos pretenden que la administración de Alberto Fernández emule la de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007. Y es muy similar a una comparación que Guillermo Moreno, exfuncionario de Cristina Kirchner, hizo hace tres semanas en el programa que Daniel Tognetti conduce en Radio del Plata. Según Moreno, dados los desequilibrios macroeconómicos, fiscal y externo, que tiene la Argentina, el próximo presidente está destinado a la función más ingrata de la política: la de volver a equilibrar las cuentas. El rol de Remes Lenicov, no todavía el de Lavagna. "Si no trabaja de Duhalde no puede ser...

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