Una frágil tregua que llegó con la tormenta

http://www.lanacion.com.ar/1569123-cristina-en-la-zona-del-desastre-cuando-era-chica-mi-casa-se-inundo-se-lo-que-es-perder-todocomo presidenta y política. Cristina Kirchner está acostumbrada a rodearse de multitudes preparadas para aplaudir. La tragedia de La Plata, donde nació y donde viven todavía su madre y su hermana, http://www.lanacion.com.ar/1569105-cristina-kirchner-recorrio-las-zonas-afectadas-por-la-inundacion-y-se-reunio-con-sciolien un territorio paradójicamente desconocido: el enclave del drama, cercano y brutal.El video de lanacion.com que registró ese momento único, en el que la Presidenta se metió en el agua y en el dolor, mostró a funcionarios demudados y a una Cristina Kirchner inusualmente demacrada. No hubo aplausos y sobraron los reclamos de argentinos destruidos por la inundación. Los argumentos de la gente común eran más consistentes que las vagas respuestas presidenciales.Ella se daba cuenta de su impotencia. Los pocos funcionarios que la rodeaban parecían inservibles. Cristina había perdido el control del relato.Casi cincuenta muertos, dejados por la furia de la naturaleza, produjeron hechos inéditos al mismo tiempo. Por primera vez en diez años un miembro del matrimonio Kirchner le puso el cuerpo a una tragedia. No había sucedido con el incendio de Cromagnon ni, más cerca en el tiempo, con el choque de un tren desenfrenado en Once.La oportuna Patagonia los había preservado a los dos del contacto directo con las víctimas y sus familiares. Es cierto que ayer hubo algo que pegó directo en el corazón de Cristina: su madre estaba en su casa de La Plata cuando las aguas todavía amenazaban.Es difícil explicar de otro modo por qué la Presidenta corrió a La Plata y no dijo nada, un día antes, del dolor y de la muerte en la Capital. Fueron muchos más los muertos en La Plata, es cierto, pero la muerte tiene el mismo valor en la Capital que en la provincia de Buenos Aires. Tal vez sus funcionarios la confundieron y le aseguraron que en La Plata la iban a tratar mejor que en la Capital. Buenos Aires es su territorio político y electoral; la Capital no la quiso nunca. Sin embargo, nada resultó como estaba previsto.Otro milagro sucedió cuando la Presidenta se fue a verlo a Daniel Scioli. Hacía varios meses que no le atendía el teléfono ni, mucho menos, escuchaba sus dramáticos pedidos de ayuda. Los sindicatos kirchneristas enloquecían la vida del gobernador. Los colaboradores cristinistas se turnaban para denostar a Scioli. Ayer la guerra...

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