Forzados a innovar, los zares de la droga buscan nuevas rutas

La imagen de la "mula" que intenta controlar los nervios en el aeropuerto con su valija de doble fondo es conocida. Pero no es suficiente. La creatividad está a la orden del día entre los capos de la droga de América latina, que buscan nuevos métodos y rutas para sortear controles y hacer rendir su "oro en polvo".No tienen alternativa. Para mantenerse en un mercado dominado por la competencia y acosado por las fuerzas de seguridad internacionales, la clave es renovarse. Y nadie quiere perderse esta fuente de riqueza: el narcotráfico mueve más de 350.000 millones de dólares al año, según datos de la ONU.¿Cómo lo hacen? ¿Acaso no hay rayos x, perros sabuesos, escáneres, policías encubiertos, soplones, lanchas artilladas y, en definitiva, cientos de millones de dólares destinados a detener es flujo sin fin de droga que circula por el mundo?"Las mafias siempre van un paso delante de las autoridades", resume el analista colombiano Alfredo Rangel, director de la Fundación Seguridad y Democracia, quien subraya que en los últimos años se afianzaron nuevas formas de transporte, rutas y mercados.El medio de transporte en ascenso, según los expertos, es el contenedor. Los zares apelan cada vez más a este recurso. Para ellos, no hay razón alguna para que esta mercancía más no viaje como otros tantos productos de exportación... Sólo que viaja disimulada bajo toneladas de pescado o de café, para confundir con sus aromas y olores a los perros de las aduanas. Lo esencial, una vez más, es invisible a los ojos."Hay un aprovechamiento de la poca alerta de las autoridades de los nuevos países consumidores. Por eso se utilizan medios que son absolutamente evidentes y que, sin embargo, no están en la mira de las autoridades. Antes, el medio dominante era el transporte aéreo con pequeños volúmenes", dice Rangel.Las "mulas", que toman vuelos comerciales a un gran riesgo personal, siguen siendo rendidoras. Camuflan su mercancía entre la ropa y las valijas. Y esto si no se ven obligadas a tragar pastillas de antemano, una bomba de tiempo atrapada en sus entrañas. Pero la codicia de los capos de la droga da lugar a todo tipo de innovaciones. Desde ingeniosos minisubmarinos para cruzar las aguas del Caribe hasta una estrafalaria catapulta, de dudosa eficacia, diseñada para lanzar fardos de cocaína de un lado a...

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