El folklore y el juego ganaron en la vuelta de los visitantes

La última vez que había ido a la cancha de Tristán Suárez fue un día histórico: el 5 de noviembre de 1994, la tarde en la que Alejandro Otamendi se transformó en el arquero récord del fútbol argentino, con 1115 minutos sin recibir un gol, con un invicto de 13 partidos y medio en el torneo de la Primera C. Trabajaba para Radio Argentina, para las transmisiones de Miguel Ángel De Renzis, y el teléfono celular era algo exclusivo de una clase acomodada. El teléfono público más cercano quedaba a cuatro cuadras de la cancha. Cuando volví a salir al aire para informar la marca de Otamendi, ya le habían puesto tope al récord. Fue Lucio Bernald para Berazategui, apenas siete minutos después de que Otamendi hiciera historia. Al final fue 1-1. Ayer, en el mismo estadio de Tristán Suárez, fui testigo de otra marca para el fútbol argentino: el regreso de los hinchas visitantes de manera oficial y por torneos locales, algo que no sucedía desde 2013, veto establecido con la muerte de Daniel Jerez, en La Plata. Pero en el ascenso, además, no pasaba desde 2007, por la muerte de otro hincha en el partido Nueva Chicago vs. Tigre, en Mataderos. Ayer, si bien se trató de un partido con bajo margen de error, en el regreso de los hinchas visitantes dominó el folclore y la tarde terminó sin incidentes, con el triunfo de Tristán Suárez 2-1 ante Sportivo Italiano y con el protagonismo en los jugadores, los goles, los cambios de los entrenadores, vivencias vinculadas con el fútbol en su esencia, sin hechos violentos que empañen jornadas que deberían ser de fiesta y no de tragedia.

No por nada se eligió a Tristán Suárez, club que preside el hijo del ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, Gastón. Su padre fue uno de los impulsores de la vuelta de los visitantes, a pedido de Daniel Scioli, candidato a presidente por el Frente para la Victoria. La policía se organizó para que el plantel de Italiano llegara una hora y quince minutos antes del comienzo del partido, como los hinchas que, una hora antes, ya estaban todos adentro. El recorrido fue la autopista Ezeiza-Cañuelas, bajada en Spegazzini y por la ruta 205 hasta Moreno. La escenografía, dentro del estadio, tenía banderas de un lado, de Tristán Suárez: "Jesús Dátolo es de Tristán Suárez. La banda Karma y 666" y "La barra de La Reja, presente". En la cancha hubo 700 hinchas, 200 visitantes. Y eso hizo que los dirigentes de Tristán Suárez tuvieran que pagar un operativo de 100 policías, cuando sin...

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