El FMI perdona hasta octubre

En privado y en voz baja, Roberto Cardarelli, jefe de la misión del FMI en la Argentina, suele explicar el acuerdo con el país en una frase: dice que los aspectos técnicos se discutirán desde el 11 de diciembre y que, hasta entonces, todo estará supeditado a la política. Son los favores de Trump a Macri. Nadie como el presidente de Estados Unidos ha hecho tanto por la reelección del líder de Pro, probablemente alentado por un espíritu fácilmente constatable en todo el Partido Republicano: la resistencia a que un eventual regreso de Cristina Kirchner a la Casa Rosada se vuelva aquí una réplica de lo que ocurre en Venezuela. El último espaldarazo consistió en convencer al staff del organismo de que el Banco Central debía intervenir con mayor flexibilidad en el mercado de cambios.Los dogmas de la ortodoxia quedarán para después de la campaña. Deberá entenderlo sea quien fuere el ganador en las elecciones, que gobernará seguramente en minoría y que empezará 2020 con un doble desafío: continuar la relación con el Fondo, tal vez renegociando plazos y exigencias y, al mismo tiempo, volver a crecer. Por primera vez en décadas, como llegó a ocurrir con la crisis energética durante el kirchnerismo, la situación económica hace coincidir a analistas de cualquier ideología en el diagnóstico y hasta en el tratamiento: el país se verá condenado al estancamiento eterno si no emprende medidas antipáticas que reduzcan el costo argentino para recuperar la inversión.La Argentina será de todos modos testigo de un examen ajeno antes de las elecciones: el debate que impulsa el gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil por la reforma previsional, decisiva también allí para que regrese el capital extranjero. El proyecto, que estuvo durante la gestión de Michel Temer a punto de ser aprobado, se frustró en mayo de 2017 por audios y videos que arrepentidos del frigorífico JBS, involucrado en el Lava Jato, aportaron a la Justicia: las grabaciones revelaban que el presidente también había avalado coimas. Fue un paso atrás que lamentó todo el establishment y que ahora Paulo Guedes, ministro de Economía, pretende revertir poniéndole el propio cuerpo al mismo proyecto.Exalumno de la Universidad de Chicago y garante del rumbo para el sector financiero, Guedes anticipó que se iría si el proyecto no se aprobaba antes de mitad de año. ¿Va a salir?, le preguntaron en enero en el Foro de Davos, y la respuesta del ministro no conformó: dijo que confiaba en el patriotismo de la clase...

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