Fiona Sze-Lorrain, la poeta que llegó de Singapur, es fan de Pizarnik y toca el arpa

Fiona Sze-Lorrain nació en Singapur, es ciudadana francesa, vive en París y escribe en inglés. Poeta, traductora y música, es la primera autora extranjera seleccionada para participar de la Residencia de Escritores del Malba, que se presentó ayer en la biblioteca del museo con la charla "Vivir entre lenguas", coordinada por Jorge Monteleone.

A los 38 años, es la primera vez que Sze-Lorrain visita "esta parte del mundo", como dijo a la nacion dos días después de su llegada al país. Instalada en un departamento amplio y luminoso de Palermo, donde vivirá durante cinco semanas, la escritora cuenta que la sorprendió el ruido de los autos que se escucha desde la calle. Tímida y amante del silencio, Fiona escribe a mano en un cuaderno y no le gusta manejar ni trasladarse en colectivo o subte. Prefiere caminar.

Eso fue lo primero que hizo apenas llegó a Buenos Aires: caminar por las calles del barrio. "Los colores aquí son muy distintos de los de París o México, donde estuve a principios de año", cuenta en inglés. Aunque es ferviente lectora de Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik y Silvina Ocampo, la poeta no habla español. "Entiendo un poco. Espero mejorar para mi próxima visita".

Su interés por esos autores fue uno de los motivos que la llevaron a postularse para la convocatoria del Malba. "No conozco mucho sobre la cultura latinoamericana. Creo que hay un gran misterio en esta ciudad. He vivido siempre en ciudades como París, Nueva York y Londres, que encierran secretos, pero no necesariamente tienen misterio. Tal vez la expectativa se deba a que leí mucha poesía argentina como la de Borges y quería explorar esa zona fantástica".

La escritora descubrió a Borges en la adolescencia. "Lo primero que leí fue El libro de los seres imaginarios, en francés y luego en inglés. Dos de mis poetas favoritas son argentinas: Pizarnik y Ocampo. Las leí en francés hace mucho tiempo. Hace dos años, aproximadamente, conseguí sus poemas en inglés y poco después apareció la convocatoria para la residencia en la Argentina. Fue una razón más para postularme".

De Pizarnik la atrae especialmente su desesperanza: "Soy una pesimista. Para Pizarnik, el mundo no es perfecto; más bien es oscuro. Sus versos siempre están cerca de la desesperación. Me intriga develar cómo alguien así puede escribir. Dejando de lado que al final se quitó la vida, su determinación por escribir es un acto de valentía. Eso me atrajo y siempre quise leer los poemas en el contexto de su vida...

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