Un final de película para un líder sin margen de maniobra

En la era de la imagen, nadie sobrevive a un video. Mucho menos un presidente que estaba contra las cuerdas, y que a duras penas alcanzaba a mantener el equilibrio en medio de una tormenta política donde no solo sus enemigos más encarnizados, sino los neutrales, los indiferentes e incluso los leales, comenzaban a dejarlo librado a su suerte.

¿Y ahora quién querrá defenderlo?, se preguntaban en los corrillos políticos de Lima, en los grandes medios de comunicación, en los modestos mercados de la calle y en los mercados de valores.

Salvador Heresi, un legislador que había estado entre sus principales defensores, resumió esa sensación de saltar del barco antes que se hunda que se expandía en el oficialismo cuando escribió, en su cuenta de Twitter, que votaría por la destitución de Pedro Pablo Kuczynski si este no se avenía a dejar el puesto por su cuenta.

Pero ¿cómo fue este descenso a los infiernos de un presidente que asumió apenas ayer, a mediados de 2016, con un mandato que duró mucho menos de lo esperado, poco más que un suspiro o que un amor de verano, y que hace apenas tres meses debió sortear con dificultad un primer juicio político?

Como suele suceder, una mezcla del destino, en este caso materializado por las malas artes de una oposición tenazmente obstruccionista, y de los errores y pecados propios se combinaron para dejar a Kuczynski fuera de juego.

El primer intento de destitución fue en diciembre pasado, cuando la oposición liderada por Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, estuvo a solo unos votos de lograr su objetivo. Salvado sobre la hora por la deserción de diez legisladores del partido de Keiko, Kuczynski enfrentaba esta semana su segundo juicio por "vacancia", la figura utilizada en Perú para definir el juicio político.

Las razones del juicio eran exactamente las mismas en los dos casos, un copy-paste sin derecho de autor que la oposición no tuvo ningún problema en volver a presentar en su contra.

Kuczynski quedó de pronto en las redes de sus enemigos cuando la constructora brasileña Odebrecht, acorralada por la Justicia, admitió el pago de sumas millonarias a consultoras vinculadas a su nombre, cuando era alto funcionario del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006).

Kuczynski hizo grandes esfuerzos por tapar cualquier relación pasada, presente o futura con Odebrecht, una firma multinacional asociada en el imaginario popular a la construcción, pero de un tiempo a esta parte asociada también, en media...

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