Final incierto en Ecuador

La década de duro autoritarismo durante la cual el presidente Rafael Correa condujo a Ecuador está llegando a su fin. Un ciclo político recostado en el chavismo parece terminar, cualquiera sea el veredicto final que surja de las urnas. El propio Correa ha anunciado su retiro de la arena política que monopolizó, anticipando su radicación en Bélgica, país del que es oriunda su esposa, y donde él aspiraría a dedicarse a la docencia.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales, en la que se impuso Lenín Moreno, el delfín designado por Correa, terminó en medio de fundadas sospechas. El conteo de los votos se vio paralizado por un rato, lo que alimentó las especulaciones sobre la existencia de manipulaciones, algo que no sorprende, habida cuenta de que una encuesta previa indicaba que sólo el 33,3% de los ecuatorianos creía que no habría margen para el fraude en el conteo de los votos.

La demora de tres días anunciada por las autoridades electorales para comunicar los resultados definitivos puede generar alguna sospecha adicional.

Lenín Moreno es un político sólido que se sobrepone estoicamente a su condición de parapléjico desde hace ya veinte años, cuando fue víctima de un asalto. Conoce la función pública, fue vicepresidente de Rafael Correa entre 2007 y 2013 y luego trabajó en las Naciones Unidas, en Ginebra.

Hasta el momento, se avizora una segunda vuelta, el 2 de abril, entre Moreno y el centrista Guillermo Lasso, quien cuenta con el apoyo de otros opositores.

Quien se haga cargo del gobierno tendrá que enfrentar...

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