¡Por fin! Una campaña sin promesas

Lo vengo diciendo desde hace mucho, y cada vez me convenzo más: se viene, o se vino, entretenida y distinta. La vamos a pasar muy bien. Por fin, los candidatos desistieron de las tradicionales tres P: planes, plataformas, promesas, que en realidad se podían resumir en dos P: puras patrañas.Ya nadie cree en eso, y el que cree, se lo tiene merecido. Qué nos van a prometer y -perdón, y Macri; es terrible, no termino de acostumbrarme-, si los conocemos muy bien y sabemos qué nos pueden dar y, sobre todo, qué nos van a sacar. La batalla se libra ahora en otro terreno. Las redes. El mundo virtual. Antes, para lanzarte al ruedo necesitabas estrategas políticos, encuestadores, expertos en imagen, publicistas, recaudadores, punteros. Ahora, lo primero que se busca son nerds: tipos que estén 24 horas frente a la pantalla operando en el espacio digital. Si un día se me diera por ser candidato a algo, lo primero que haría es contratar al mejor productor de memes. Ayer recibí uno por WhatsApp en el que Luis Juez dice que Cristina "tiene menos chance de ganar que Maradona en Pasapalabra".Ahí, en la pantalla, está toda la verdad. Y toda la mentira. Ahí está lo que dijimos e hicimos todos. Como dice nuestra columnista Florencia Donovan, de la era del carpetazo se pasó a la del archivazo. Alberto Fernández y Massa están resistiendo como pueden el vendaval de registros sobre su vida anterior, radicalmente anticristinista. Pichetto, lo mismo, pero en sentido contrario. Lo de Alberto y Massa me resulta heroico. Por mucho menos, cualquier persona normal ya se hubiese recluido en un convento, deambularía por desiertos, habría cambiado de identidad o pondría un tuit para anunciar su paso a la clandestinidad. Massa, ¿no debería dejar de sonreír? Digo, en esta reencarnación creo que le conviene mostrar otro perfil. Como va a compartir la lista con Máximo Kirchner y connotados camporistas, a los que se supone que hasta ayer detestaba, estaría bueno un cambio de imagen, una caripela algo más adusta, más seriota. Un rictus de cierta incomodidad. Fingida, obviamente. Me imagino que sus asesores estarán estudiando eso. Y también una nueva playlist. Sale Arjona, entra Fito Páez.El apagón del domingo -para mí, una opereta de Durán Barba dirigida a los que tienen saudades del kirchnerismo- tuvo su inmediata secuela en las redes. Hoy paga más un buen videíto viralizado que un discurso ante multitudes. Hoy no tenés que llenar River, sino ser trending topic. Con el desempleo...

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