Una fiesta que tiene sus propios códigos

LOS ANGELES (De un enviado especial).– La tradición del Oscar se ratifica año tras año, por más que la tecnología y el sentido del espectáculo aporten cada temporada nuevos elementos para hacer más llamativa y novedosa la ceremonia más importante del año de la industria del entretenimiento. Por eso, las innovaciones agregadas en cada nueva ocasión no buscan romper con el espíritu más bien conservador y clásico, el que prefiere esta pequeña gran comunidad representada por la Academia de Hollywood. Este año, la alfombra roja de siempre incorporó a su escenografía algunas pantallas LED y unos soportes aéreos dispuestos como bandas, dentro de los cuales se leen en forma continua los nombres de las películas nominadas.

Asistir a la ceremonia del Oscar exige unos cuantos preparativos. La organización es muy estricta y el protocolo fija, por ejemplo, la obligación de utilizar un código de vestimenta que para los hombres impone el traje de etiqueta. En las comunicaciones oficiales sobre el tema, la Academia dice respetar las decisiones individuales de cada invitado respecto a la indumentaria, pero ante todo remarca el carácter formal del encuentro y la necesidad de estar a la altura de esos requisitos. Esa exigencia también alcanza a los hombres de prensa, por más que ninguno de ellos tenga la oportunidad de acceder a la sala principal del Teatro Dolby. Se espera que cada acreditado cumpla con las mismas formalidades de cualquier invitado famoso y, por eso, las casas de alquiler de ropa de gala trabajan más que nunca en los días previos al Oscar.

Cautela y seguridad

Otra cuestión a considerar son las medidas de seguridad. Algunos acontecimientos de los últimos tiempos, desde el hackeo masivo...

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