Con Fidelio vuelve la gran ópera de la libertad política

No es exagerado decir que, aun con filiaciones, cada pieza de Beethoven se daba sus propias reglas. Si se ven las cosas de esta manera, se concluye que la obra beethoveniana entera está hecha de excepciones. Entre todas esas excepciones, la ópera Fidelio, su única pieza para la escena, es la excepción por excelencia. El maestro Nikolaus Harnoncourt lo dijo sin rodeos: "Representa un género propio dentro del mundo de la ópera: carece de precursores y de continuadores".

Realmente, Fidelio no encaja en ninguna serie ni por su forma ni por su trama. La gran ópera de la liberación creó también su propia regla y, en el mismo acto de crearla, la rompió para siempre. En Fidelio, Beethoven transformó su período heroico en estilo de madurez, y lo hizo con una afirmación hasta entonces inédita en la música de la libertad política. Ninguna palabra se repite más en el libreto que Freiheit, "libertad".

Pero la historia de Fidelio (la historia de la ópera) es tan compleja como la historia que cuenta. Para empezar, hay que recordar que lo que llamamos actualmente "Fidelio" es en realidad la tercera versión de una ópera en tres actos (en oposición a los dos actos de la versión definitiva) que llevaba el título de Leonore, estrenada en 1805; hubo después, el año siguiente, otra versión, ya en dos actos, y finalmente la reescritura de 1814, la de su estreno. Para colmo, la ópera tuvo nada menos que cuatro oberturas: tres para Leonore y una para Fidelio, todas magistrales.

Hay además una ecuación entre el estatismo del oratorio y la acción dramática que crea problemas para el régisseur. En esta versión en el Colón, Eugenio Zanetti optó por una sensata estilización.

Todo esto dejó huellas, y en verdad podría decirse que Fidelio es una ópera estriada. En su ensayo sobre este tema, Edward Said, el intelectual palestino que fundó con Daniel Barenboim la West-Eastern Divan Orchestra, fue claro: "El tema que hay detrás es algo fracturado y sólo coherente en algunos aspectos. La obra está rodeada de incertidumbres e incapacidades y trata problemas que no puede resolver y soluciones que no puede materializar del todo. El trasfondo político de Fidelio es un ejemplo perfecto de ello".

Que el estreno sucediera en plena realización del Congreso de Viena da mucho que pensar. La reorganización política de Europa tendría así como relato esta ópera descentrada, anómala, que parte de un libreto poco inspirado, aunque eficaz, sobre L'Amour conjugal de Boully, que ya Gaveaux...

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