Un proyecto fotográfico retrata los locales tradicionales

La memoria porteña ya tiene quien la retrate. Algunos locales históricos podrán desaparecer, pero no para siempre. Un fotógrafo y una diseñadora se ocupan de mantenerlos vivos, convencidos de que la ciudad es tanto lo que se ve como lo que se recuerda de ella.La bombonería que desde hace décadas permanece en el mismo lugar, la ferretería atendida por varias generaciones de una misma familia y la blanquería para la que los años no pasan son sólo algunos de los tantísimos monumentos al tiempo que la rutina y el vértigo no permiten valorar en su exacta dimensión. Esos lugares, muchos de ellos históricos, se extinguen de varias maneras: algunos cierran, otros son derrumbados, y a veces simplemente se los deja de ver. La fuerza de la costumbre los devora. Hasta que un día un cruel cartel escrito a mano anuncia su desaparición, y el lamento por esa ausencia inminente oculta la pregunta que llega tarde: ¿por qué no sobreviven esos locales que constituyen la identidad porteña?El fotógrafo Gustavo Sancricca y la diseñadora Luciana Guerrero también se hicieron esa pregunta, y por eso desde 2009 llevan adelante Proyecto Locales ( https://www.facebook.com/ProyectoLocales ), un relevamiento fotográfico de esos espacios que suponen, en palabras de Sancricca, "un pequeño viaje en el tiempo". Los secretos de la bombonería Corso, la blanquería Amalia, la cafetería Los Angelitos, la librería Fernández Blanco, la casa Glenmore y la tienda de herrajes Otzakian reviven en esos retratos, que en septiembre próximo se convertirán en parte del libro que compila lo mejor del proyecto. "Locales comenzó cuando descubrí que en mi búsqueda de locaciones para mis trabajos fotográficos siempre buscaba un mismo tipo de lugares -explica Sancricca-. Y a medida que descubrimos más y conocimos a sus habitantes, encontramos que esas historias merecían ser contadas. Nos apenaba que no quedara un registro de lo que alguna vez fueron, porque, para nosotros, esos espacios están fuertemente ligados a la identidad de Buenos Aires."En sus recorridas para inmortalizar esos auténticos museos vivos de la porteñidad, Sancricca y Guerrero advirtieron realidades que hasta entonces ni siquiera habían imaginado. Por ejemplo, que la supervivencia es más compleja de lo que parece. "Al principio, nos parecía aberrante que algunos de estos locales cerraran sus puertas -señala el fotógrafo-. Después descubrimos que un cierre no siempre tiene que ver con la agresividad del mercado. Alguna gente...

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