La era de las ficciones globales, sociales y transmedia

No se agota, se sostiene y crece. El fenómeno de la telenovela turca Las mil y una noches sigue logrando ratings en torno de los 20 puntos cada noche en El Trece. Y eso es mucho decir en una televisión abierta que ve caer sistemáticamente su volumen de audiencia debido al drenaje hacia nuevas plataformas de contenido audiovisual. En medio de esa escasez, este "tanque" turco obligó a Telefé a desplazar de horario Rastros de mentiras, otro tanque, brasileño en este caso, y luego a la ficción local Viudas e Hijos del Rock and Roll.

Las mil y una noches, un melodrama clásico que además de espectadores cosechó críticas desde distintos ámbitos a medida que su éxito fue creciendo, va convirtiéndose también en un ejemplo paradigmático del lugar que el culebrón empieza a encontrar en esta época de las pantallas múltiples. O ubicuas (presentes al mismo tiempo en muchas partes), como las define el académico Diego Levis en su libro La pantalla ubicua, reeditado el año pasado.

Es la era de las telenovelas globales, sociales y transmedia. Las mil y una noches es global porque ya se vendió a más de 100 países, lo que la convierte también en un caso particular de difusión de la cultura, la historia y las tradiciones turcas. Y es social porque, bien lejos del estereotipo de las charlas de peluquería o entre las doñas en la vereda, cada noche es eje de las conversaciones multitudinarias que se dan en Twitter y Facebook. A veces, la segunda pantalla (en general, el celular) enriquece, cuestiona o potencia a la primera (el televisor) con citas, información o comentarios producidos por los propios espectadores (a quienes la industria de los medios denominó prosumidores, productores y consumidores de contenidos).

Es el fenómeno transmediático, definido por el académico estadounidense Henry Jenkins, eje del último libro del...