Ficción, documental y un viaje extraordinario

Federico Marcello tiene alma de trotamundos, pero también el alma de un artista que sabe poner los pies en un solo lugar de la tierra para mostrar lo que mejor sabe hacer. Sin perder jamás el espíritu artesanal, hizo sobre temas complicados instalándose en el lugar de los hechos (fue a Sudáfrica para hablar del apartheid y a Medio Oriente para ocuparse del conflicto entre Israel y Palestina) y conduce con el mismo entusiasmo un centro cultural en el barrio porteño de Saavedra. Desde allí entusiasma a propios y extraños para la divulgación de su último largometraje, que a pulmón lo terminó llevando nada menos que hasta China.Lo que Marcello construyó es prodigioso. Sin otro respaldo, apoyo o subsidio que una convicción a toda prueba y el talento para sacar de la galera siempre un nuevo recurso para sortear cada adversidad, dedicó los últimos cinco años de su vida a concebir, dirigir y protagonizar De acá a la China, una historia con un pie en la ficción y otro en el documental que nació con el propósito de entender con mayor profundidad y precisión cuáles son las vivencias de los chinos que emigran a la Argentina e intentan establecerse en una realidad y una sociedad tan ajenas.Esa idea de ponerse en el lugar del otro empezó como documental clásico y fue transformándose en un relato de ficción cuyos resultados son asombrosos. A Marcello, comediante de alma y dueño de inspirados instintos como realizador, se le ocurrió contar la historia de una...

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