Festival: un obelisco en celeste y blanco hasta que salió el sol

El domingo de la gloria racinguista se había terminado hacía rato, pero los hinchas mantenían el recuerdo a puro cántico. Gritaban. Eran miles. El lugar elegido, el Obelisco, previa caravana desde Avellaneda. El horario en el que se desarrolló otro desborde de pasión futbolera fue inusual. Cada vez cuesta más explicar la prolongación de los festejos. El estallido fue a las 2.46. Sí, bastante entrada la madrugada, y cuando lo más usual en estos casos hubiera sido que comenzara la desconcentración, ocurrió todo lo contrario. El desenfreno académico se reavivó con la aparición del ómnibus descapotable, que llegó a paso de hombre, con los jugadores conectándose con su gente en una noche eterna. Inolvidable.

La intersección de Corrientes y 9 de Julio fue un Cilindro improvisado entre tanto brillo de cotillón académico. De repente, un "¡¡Dale campeón, dale campeón!!", se hizo himno. Fue el momento de mayor conexión con los futbolistas, cuando los nuevos héroes entraron en escena. Acompañaban el canto haciendo flamear banderas. Todo celeste. Todo blanco. El "Racing Club Campeón 2014" pintado en el vehículo se convirtió en postal para mil fotos por segundo. Era tardísimo, pero nadie tenía la mínima intención de detenerse. En rigor, nadie podía.

Se cumplía el pedido que había hecho a la una de la madrugada Iván Pillud: "¡Tenemos que ir al Obelisco a festejar con la gente!", gritó en la cancha. La gente lo sabía y lo esperaba. Los que ya estaban en el Obelisco no iban a irse. Los que estaban en Avellaneda no se lo iban a perder. Fue una peregrinación de hinchas de Racing rumbo al corazón porteño, con una sonrisa estampada en el rostro; en el alma. Unos fueron a pie. Otros, en auto. Alguno, a dedo. Todos, con una felicidad radiante.

Sin relojes, sin alarmas para despertarse para ir a trabajar. Pasadas las cuatro de la mañana, después de cantar y gritar, los futbolistas y sus familias fueron a comer a un restaurante del presidente, Víctor Blanco, en la avenida Santa Fe al 1800. Más que cena, un desayuno. A nadie le importó tener que cambiar los hábitos.

Mientras los jugadores trataban de recuperar un ritmo de vida más tranquilo para los suyos, muchos hinchas siguieron siendo dueños de su propia fiesta callejera. Toda la noche, hasta que salió el sol.

El triunfo ante Godoy Cruz sacó a Racing de una sequía que se prolongó durante 13 años. El último había sido aquel recordado título en la cancha de Vélez, con el gol de Gabriel Loeschbor, en medio de la...

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