Un festín en el estreno de Zidaneen el Bernabéu

El vestuario suele tomar las riendas del contexto: si hay optimismo, viaja en sintonía. Si hay desconfianza mutua, cae al precipicio. Algo de eso, tal vez, le costó el cargo y el orgullo a Rafa Benítez, un entrenador que supo ser de la casa, aunque con el libreto del vecino. Los millones que se atan los cordones antes de salir al campo, al parecer, le dieron la espalda. Con Zinedine Zidane es otro asunto: el hombre, silencioso, parco y cauteloso, tiene las llaves de la Casa Blanca desde hace un largo tiempo. Dejó el cuarto de servicio del Castilla, en la tercera división, para ingresar por el portón principal, lógico si se revisa su soberbio historial, en títulos y en destreza. Real Madrid -hinchas, dirigentes, futbolistas- lo aplaudió en la entrada y lo ovacionó en la salida. Y el triunfo por 5 a 0 sobre Deportivo La Coruña, un digno adversario, con Germán Lux como víctima principal, se ofrece de bienvenida ideal.

"Bale se cree Zidane", firma el diario As, con un juego de palabras que funciona: el británico -curiosamente, según los medios más puntillosos, el que más se resistía a la salida de Rafa- acomodó la alfombra roja con dos impactos de cabeza y un zurdazo preciso. Antes y después, Benzemá -el primero, de taco; el último, un bombazo- creó la primera manita de Zidane, que eligió una formación sólida en la base y exquisita del medio para arriba, con Kroos, Modric, Isco (un postergado de la vieja era) Bale, Cristiano y Benzema. El portugués acabó desesperado: el último grito debió ser de él, pero quedó enredado.

"Seguramente vamos a seguir así. Real Madrid siempre debe ganar. Lo más importante es la actitud del equipo. Habrá que mejorar muchas cosas y lo haremos, hay semanas para trabajar, estoy seguro de eso", declaró el...