Títeres, de festejo

Es una de las obras más vistas del teatro argentino y sin dudas la puesta en escena que más tiempo perdura. El gran circo , la gran creación de Ariel Bufano al frente del Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, cumplió 30 años sin perder su brillo festivo. Hace pocos días fue celebrado el aniversario con una función especial a la que asistieron gran parte de los titiriteros que alguna vez manipularon a la elefanta equilibrista, al pequeño hombre-bala Goleto o al trío de grandes avestruces. Cada número apela a personajes y destrezas circenses, pero también a una gran diversidad de técnicas de manipulación, con efectos sorprendentes."Veníamos de hacer David y Goliat, Carussel titiritero, Amor de Don Perlimplín y La Bella y la Bestia, todas con cierto color nostálgico", dice Adelaida Mangani, la actual directora del Grupo de Titiriteros. "Ariel (Bufano) tenía hacía tiempo la idea de hacer un espectáculo sobre los circos criollos que había visto en Mendoza en su infancia, con segunda parte de drama gauchesco. Iba a ser un circo pobre, que recorría los caminos. Pero surgió la idea de que fuera al revés, que fuera un espectáculo brillante, muy alegre." Primero se llamó El gran circo criollo e incluía el drama del gaucho perseguido. Se vivía tiempos de inminente apertura democrática, lo que contribuía al clima festivo."Tuvo que ver con una gran celebración de un cambio fundamental para todos –recuerda Mangani–. Así nació y así llegamos hasta el día de hoy."Actualmente en cartel, sigue agotando localidades. ¿Cuál es el secreto de su vigencia? "Creo que El circo establece una complicidad al rescatar la inocencia del adulto", explica Mangani. "Los números terminan casi todos con una vueltita en que se le cuenta al público cómo se hizo. Mostrar cómo el forzudo levanta una pesa de 1000 kg, pero luego sale un títere chiquitito y se la lleva livianamente es un juego circense, pero que tiene que ver con la cuestión de creer en la doble convención, no sólo que un actor representa a un personaje, sino que un objeto de telgopor y tela está vivo. Creer eso emociona. Cuando levanta las pesas, toda la sala expresa su admiración, no sólo los niños..."El gran circo fue en ese sentido un espectáculo bisagra en la trayectoria del Grupo de Titiriteros y del arte de los títeres en general en nuestro país. Actuar sobre un gran escenario, para un público de todas las edades, con muñecos de todos los tamaños y con el titiritero a la vista, sin retablo, significaba varios...

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