Ferrari por 1000: el aporte argentino a la escudería más popular en sus 70 años de Fórmula 1

Claro: en 70 años de historia, ¿cómo no habría momentos malos? Setenta años son una vida; imposible evitar los puntos bajos. Y los muy bajos. Si algún chico está interesándose en Fórmula 1 recién este año, podrá pensar que Ferrari no es lo que es. Y si le contaran que en la primera carrera de la categoría, Gran Bretaña 1950, la Scuderia no participó por escasez de presupuesto, tal vez pensaría que el mito está sobrevalorado.Pero Ferrari sustenta con hechos su fama. Nadie compitió más en el mejor automovilismo del mundo. Nadie ganó más. Nadie atrae más a pilotos a querer ser parte de la familia; en su caso, de la leyenda roja. Nadie tiene más simpatizantes en el mundo. Ahora, en Mugello y por la novena fecha de este año atípico, cumple mil grandes premios, y su grandeza data de los propios comienzos de estas siete décadas.Hay nombres propios enormes dentro del equipo, por supuesto. El de Enzo Ferrari, claro, es el primero que sobresale, porque El Comendador fundó y manejó el timón hasta que su cuerpo no pudo más, incluso soportando la temprana muerte por esclerosis de un hijo, Alberto ("Dino"), apenas echada a andar esta historia (1956). Don Enzo, piloto de Alfa Romeo en sus años de plenitud física, fue pasando de la pista al taller y en 1947 logró presentar autos de carrera propios. Con esfuerzo, mucho esfuerzo, al punto de que en aquel comienzo de la F. 1, Silverstone 1950, no hubo coches de la fábrica de Maranello.Trabajador, apasionado, frío, memorioso, sereno, inteligente, a veces despiadado, Ferrari se valió de muchos talentosos para hacer grande el producto de su anhelo. Y entre ellos hubo tres argentinos, que lejos estuvieron de pasar de largo en la historia de la marca más popular del automovilismo.Por uno tuvo una consideración especial: José Froilán González. ¿Cómo no tenerle un afecto extra, si Pepe fue el autor material del primer triunfo de Ferrari en Fórmula 1? En su novena carrera, el cavallino se volvió rampante en un podio gracias al arrecifeño, que había largado primero en Silverstone. Con el coche número 12 y ya sin "casco" -¿cómo llamar a aquella precaria protección en la cabeza?-, luego de la vuelta de honor Froilán recibió por segunda vez la bandera de cuadros, en festejo por su aplastante éxito con 51 segundos de ventaja sobre el segundo y dos giros más que el tercero. Cuentan que El Cabezón era el único que podía entrar a ver a Don Enzo sin haber golpeado la puerta. Quince carreras, 2 victorias (Silverstone 1954, la...

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