Fernando Dente se animó a la dirección

La imagen es un despilfarro de ternura: un gurrumín de cinco años sentadito en el palier de su edificio dibujando con marcadores de colores los tickets de las entradas para su primer gran show. Fan de los Power Rangers, como tantos que transitaron su niñez en los años 90, organizó una presentación con amigos donde jugaban a ser el famoso team de superhéroes de cascos y ropajes espaciales. Montó una platea con sillas de plástico y le indicó personalmente a las mamás de los otros actores cómo debían vestirse para la obra a la que prácticamente obligó a asistir a padres y parientes. "No salió bien, pero yo estaba emocionadísimo", recuerda Fernando Dente y admite que ahora se siente igual, como cuando tenía cinco años y jugaba, porque está disfrutando de las mieles de un nuevo objetivo cumplido: a los 24 años se convirtió en director de un musical exitoso en la ansiada calle Corrientes, Criatura emocional.Así de precoz fue toda su carrera. Porque, vale aclarar, pese a su escandalosa juventud, Dente tiene muchos años de trabajo intenso como actor en los grandes escenarios locales. Sus títulos más rimbombantes incluyen Hairspray, Despertar de primavera, La novicia rebelde, Casi normales y este año fue uno de los Sres. y Sres. del musical, recital que reunió a los más grandes representantes masculinos del género en el Gran Rex. Ganó el premio Hugo al mejor actor en 2010, y no para de trabajar desde los 17 años, cuando triunfó en el reality High School Musical, la selección y se convirtió en el protagonista de la versión argentina de la película teen producida por Disney que fue furor en todo el mundo. Se sabe un "niño prodigio" y no reniega de ello, sino que se autoinvita a reflexionar: "Siempre supe que iba a ser actor y que me iba a dedicar a esto, pero pensé que me iba a pasar a los 30 años. Sé que soy un privilegiado y muchas veces me encuentro pensando en que no puedo creer todo lo que me pasa".Es que Fer, como le dice casi todo el mundo, es de esos artistas que nacen con una estrella tatuada, que tuvo la fortuna de que alguien viera su talento y lo detonara. Ese alguien fue Ricky Pashkus –como jurado del reality primero, como director después–, aunque venía preparándose: a los diez años comenzó a estudiar actuación, a los 14 entró en la escuela de Hugo Midón, y un año y medio después de brillar en su primer musical infantil, Derechos torcidos, llegaron como un zarpazo la fama televisiva, las fans y los grandes titulares."Cuando pude calmar un poco, intenté...

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