Femicidio: la lucha de una sobreviviente para llevar a juicio al asesino de su amiga

Ana Laura González es una sobreviviente. Hace casi tres años, un hombre se metió en la casa de su amiga Emma Córdoba, en Punta Lara, y las sometió a las dos a todo tipo de vejámenes. Después de violarlas e intentar matarlas a golpes, incendió el lugar para no dejar rastros del horror. Solo Ana escapó. Desde entonces no dejó de luchar para conseguir justicia por las dos: identificó al responsable, consiguió que adelantaran el juicio y ahora busca ser aceptada como particular damnificada para tener un rol más activo en el debate oral y lograr la máxima condena. "De alguna manera siento el empuje de Emma, ella me impulsa a pelearla hasta el final", explicó.Ana y Emma se conocieron trabajando en un local de comida rápida del centro de La Plata. Pronto el compañerismo se transformó en amistad y Ana empezó a pasar mucho tiempo en la casa de Emma, una construcción antigua sobre la calle 126 que le había quedado grande luego de la separación. "Estábamos juntas casi todos los fines de semana. Emma estudiaba Medicina y yo Magisterio, pero ella era un 'bocho' y me ayudaba a mí. Ya estaba por mudarme a la casa de ella", recordó Ana.El 8 de julio de 2017, después de las 23, Ana, entonces de 25 años, abrió la puerta que daba a la calle para dejar entrar a los perros de Emma. Cuando reaccionó era demasiado tarde. Ariel Báez, un vecino, ya estaba adentro empuñando un arma de fuego (luego se supo que era un revólver calibre 38) y apuntando contra las dos."Lo único que esperaba era que fuera un robo, que se llevara lo que quisiera. Pensaba en no resistirme porque, si puedo, siempre voy a preferir salir viva. De hecho, le decía a Emma: 'No nos resistamos que nos va a matar'", confió Ana.Báez no sintió compasión. Según lo relatado por la víctima en la causa, las obligó a quitarse la ropa y tocarse entre ellas. Luego, en una de las habitaciones de la planta alta, las sometió sexualmente, sujetándolas con cables. Cuando terminó, les ordenó que se quedaran quietas sobre la cama mientras prendía fuego una frazada. Desesperadas por las llamas y el humo asfixiante, las jóvenes lograron desatarse y bajar. Báez las golpeó varias veces con el filo de una pala. Cuando creyó que las había matado, llenó una mochila con objetos de las víctimas y las dejó encerradas bajo llave."La verdad que todavía hoy no sé por qué logré sobrevivir. Sé que yo fui la más pasiva de las dos. Siempre recuerdo que Emma se resistía mucho, fue la que dio más lucha. También recuerdo estar...

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