Felipe Solá: secretos y gestiones de un candidato para la Cancillería

El 4 de septiembre pasado, Alberto Fernández llamó por teléfono a Felipe Solá para hacerle un reproche. La cuenta de Twitter de la chancha Pelota, la extravagante mascota del exgobernador bonaerense, había publicado: "Qué alegría, qué alegría, en diciembre me llevan a conocer Cancillería". Solá le juró al candidato que él no controlaba a ese personaje de Twitter. Fernández le creyó. Él tampoco maneja la cuenta de su perro, Dylan.Fue el cortocircuito más importante que tuvieron en la campaña. Gracias a una gran afinidad y un fuerte lazo de confianza con el candidato, Solá se ganó un lugar de privilegio en la mesa chica del poder peronista. Los dirigentes que habitan el comando de la calle México, sede de las oficinas de Fernández, dan por descontado que, si ganan las elecciones, el exgobernador quedará a cargo del Palacio San Martín. Tal como dijo Pelota, que, después de una gestión sigilosa, ahora sí responde a los mandos de Solá.Pese a que intenta mantener en secreto los nombres de sus eventuales ministros, Fernández dio nuevos indicios los días siguientes, cuando sumó al exgobernador a sus viajes a España, Portugal, Bolivia y Perú. "Nunca hay que olvidar que todavía no ganamos nada. En el mejor de los casos, todos somos colaboradores, hasta que el presidente decida lo contrario", responde Solá, que bajó el perfil, a pedido del candidato.En una suerte de calentamiento previo, el exgobernador protagonizó ayer . Consultado sobre su eventual reemplazante, el funcionario fue lapidario: "Hay que aprender a hablar primero. Es un elemento muy importante. El peronismo acá es una cosa, pero afuera es diferente. Hay que aprender a hablar". Minutos después, Solá ironizó sobre la baja estatura del canciller: "Me parece que hay que mirar alto, y él no puede mirar alto".Mientras tanto, Solá se prepara. Intensificó sus contactos con el mundo diplomático y analiza los pasos a seguir. En una región convulsionada y con procesos electorales en varios países, el primer viaje al exterior de Fernández como eventual presidente electo es una incógnita. Estados Unidos se maneja como opción solo para dar una señal de moderación, pero no se iniciaron gestiones.Es casi un hecho, en cambio, que en la segunda semana de noviembre la Argentina será sede de la segunda reunión del Grupo de Puebla, un foro creado en julio pasado y que integran dirigentes de centroizquierda de América Latina. Pero no se sabe qué papel tendrá Fernández. "Necesitamos recuperar la unidad...

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