Federer, a pleno para encarar otro clásico

MELBOURNE.– La pasión por el tenis anida en un globo técnicamente imposible que sorprende a Andy Murray. O en una mano sangrante, vendada en cada uno de sus dedos y a punto de explotar en el partido con Grigori Dimitrov. Son escenas puntuales que evidencian una entrega inquebrantable hacia este deporte. Un vínculo grabado a fuego que trasciende edades y trofeos. Se habla de ellos, de Roger Federer, el talento envasado en la economía del esfuerzo. Y de Rafael Nadal, el que encarna el fragor de la lucha, la batalla declarada sin más. Juntos definieron el siglo XXI en el arte de pasar la pelota por encima de la red, con 30 títulos grandes en total. Conforman el pasado, el presente y un futuro inmediato. Ahora, en la más furiosa actualidad, el Abierto de Australia invita al genio y al torero a protagonizar una nueva versión del gran clásico de esta era. Se citarán en una de las semifinales del primer Grand Slam del año y escribirán su duelo Nº 33. El ganador accederá a la definición con el checo Tomas Berdych o el suizo Stanislas Wawrinka, que dirimían la otra semifinal en la madrugada.Alumbró otra vez el encuentro más esperado porque Federer, a los 32 años y en su segunda juventud, eliminó a Murray en cuartos por 6-3, 6-4, 6-7(6) y 6-3. Y porque Nadal no ahorró esfuerzos para deshacerse de Dimitrov, con una victoria por 3-6, 7-6 (3), 7-6 (7) y 6-2. A su manera, la estadística explica el gran derby que se aproxima, aunque no se detiene en el sentimiento que genera. Indica que el mallorquín aventaja al suizo por 22-10 en los enfrentamientos entre sí, que los últimos cuatro partidos los ganó el Nº 1 y que la última ocasión en que se midieron en un torneo grande fue en este Grand Slam, en las semifinales de 2012, con un triunfo en cuatro sets para el pupilo de Toni Nadal.Aun con esa mano izquierda ampollada y que le impide empuñar bien su raqueta durante el servicio, Nadal es el favorito para prolongar su serie triunfal. Sin embargo, después de su sobrio éxito ante Tsonga en los octavos de final, Federer tachó a Murray y avisó que su fatídico 2013 quedó atrás. Ese bailarín de pies cansados, que apenas había festejado en Halle el año pasado, se transformó hoy en un jugador mucho más liviano para salir disparado en distintas direcciones y, sobre todo, más lúcido mentalmente para seguir fiel a sus partituras. Lo que piensa en una décima de segundo lo traslada preciso en el impacto de la pelota. Evalúa ángulos y velocidades, ejecuta fríamente y por lo general gana...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR