'Favio y la musa', un susurro de inspiración en pleno barrio de Villa Crespo

La escultura del artista Eric Dawidson en homenaje a Leonardo Favio emplazada en Villa Crespo

Su segundo nombre es Leonardo: quien quiera puede leer en ese designio una premonición. El caso fue que por las dudas de que en el registro civil no le permitieran ponerle al niño Eric, su madre había llevado una opción cuando fue a anotarlo. Y qué mejor alternativa -pensó- que llamarlo como su ídolo. Así quedó. Cuarenta y dos años después, Eric Leonardo Dawidson cuenta esta historia y la anécdota se agiganta porque él, que se considera artista desde que en la infancia dibujar era lo único que le calmaba el llanto, y que luego se dedicó al cine, y que un día sintió la pulsión de hacer una escultura monumental, inauguró ayer por la tarde la estatua en homenaje al gran Leonardo Favio en la que trabajó durante siete largos años . Parecía increíble, pero no: ahí está. Fundida en bronce, de tres metros de altura sin contar el pedestal cilíndrico donde se apoya, emplazada en la nueva plazoleta de la avenida Corrientes y Vera para recordar y celebrar el legado del director y cantante que murió hace una década.

Los bailarines Hernán Piquín y Natalia Pelayo, protagonistas del film "Aniceto" y modelos vivos de la obra escultórica, con el artista Eric Dawidson

Favio y la musa , tal el título de la obra, se basa en una figura lograda a partir del cuerpo y la emoción de los protagonistas de ese bellísimo ballet film llamado Aniceto , la última película que estrenó el realizador argentino antes de morir, quienes fueron convocados como modelos vivos. No sólo Natalia Pelayo -que interpretó a la Francisca- y Hernán Piquín -el propio Aniceto- bucearon en una suerte de danza íntima hasta darle a Dawidson la pose y el concepto que quedaría inmortalizado en este tributo, sino que ellos mismos fueron escaneados de pies a cabeza para el trabajo digital de la escultura. Primero hubo un prototipo plástico realizado en una impresora 3D, de unos 70 centímetros, y hasta llegar al bronce que ayer se descubrió en Villa Crespo el camino fue largo pero, sobre todo, perseverante. La musa sobrevuela en segundo plano al hombre, que entrecierra los ojos, megáfono en mano, en pleno rodaje; y le susurra al oído.

Detalle del susurro: la musa le habla al oído al realizador en la imagen que inmortaliza la figura de Leonardo Favio

-¿Qué le está diciendo?

-¡Quién pudiera saberlo! Le dice todo. Es él mismo que se está escuchando… El artista es un catalizador. Un filtro por donde pasan...

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