La fascinante historia de La Copelina, la vieja embotelladora de 'agua mineral radiactiva' que terminó en la ruina

Así están hoy las ruinas de La Copelina en la localidad bonaerense de Sierra de los Padres

El frente de la enorme casona de piedra sigue en pie, como el viejo surtidor de combustible de YPF fabricado por Siam-Di Tella o la placa fundacional de 1932, pero del imponente chalet estilo Mar del Plata con reminiscencias tudor no ha quedado nada más que destrucción y abandono .

Emplazada al pie de un cerro de 200 metros y sobre la misma napa freática que la cooperativa de aguas Sierra de los Padres , en una zona de campo en el partido de General Pueyrredón, la estancia La Copelina fue durante 30 años la mayor proveedora de agua mineral del sudeste bonaerense.

El frente de la casona La Copelina, circa 1940

Y pese a que los actuales dueños del predio hacen correr la voz de que a los intrusos se les tiran los perros, visitar las ruinas abandonadas de la vieja embotelladora de agua mineral sigue siendo un trofeo reservado solo para los exploradores urbanos más avezados.

Fundada por los hermanos Gionocchio , su principal promotor fue el médico catedrático Manuel V. Carbonell , quien publicitaba el agua del manantial como terapéutica, casi como un medicamento. Las razones para hacerlo eran sobradas.

Antigua postal de La Copelina, la mayor proveedora de agua mineral del sudeste bonaerense

El agua de aquel manantial no solo era "bacteriológicamente pura" y "débilmente alcalina" sino, y sobre todo, " acentuadamente radiactiva ", según podía leerse en los avisos pautados en revistas de la época, como Caras y Caretas .

Allí anunciaban que el agua de La Copelina, envasada en botellas de vidrio verde -con y sin gas- en su planta modelo instalada en el medio de un paraíso idílico de sierras y praderas, surgía de una "fuente radiactiva con 26,2 unidades mache por litro" .

El frente de la enorme construcción de piedra sigue en pie, pero del imponente chalet estilo Mar del Plata con reminiscencias tudor no ha quedado nada más que destrucción y abandono

Como se creía en los años 30 y 40, se trataba sin dudas de un líquido harto salutífero ya que, con estos parámetros bioquímicos, "facilita la digestión estomacal , regulariza la funciones del hígado y aumenta la secreción urinaria, realizando un verdadero lavado del organismo ".

No estaba loco el doctor Carbonell, miembro de la Academia Nacional de Medicina, ni los científicos de la época que lo respaldaban, por publicitar un "agua mineral radiactiva".

Reverso de una postal de La Copelina de los años 40

Muy por el...

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