Fanatismo e intolerancia

En las filmaciones captadas por algunos participantes de la ceremonia interreligiosa en la catedral metropolitana, en la noche del http://www.lanacion.com.ar/1637728-un-grupo-ultraconservador-interrumpio-un-acto-judeocristiano-en-la-catedral, puede verse la patética imagen de ciertos jóvenes con expresión desencajada. La concentración era en recuerdo de la http://www.lanacion.com.ar/1637911-un-lider-lefebvrista-defendio-la-irrupcion-del-grupo-fundamentalista-en-la-catedral, cuando en noviembre de 1938 fueron atacados muchos ciudadanos judíos, sus propiedades y sinagogas, lo que significó prácticamente el comienzo de la Shoá en la Alemania nazi. En Buenos Aires, durante media hora, y sin atender a la constante solicitud de los congregados, unos pocos y enardecidos jóvenes fanáticos que adhieren al cismático grupo iniciado por el integrista arzobispo francés Marcel Lefebvre, acompañados por adultos, entre ellos, algún sacerdote, recitaron a los gritos tradicionales oraciones cristianas y repartieron panfletos que rezaban "Fuera adoradores de dioses falsos del templo santo". Uno de los adultos, luciendo una boina colorada dentro del templo, le arrebató el micrófono al sacerdote Fernando Gianetti, responsable de la Comisión Arquidiocesana de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, y quiso imponer sus ideas vociferando de manera violenta. Al día siguiente, el sacerdote francés Christian Bouchacourt de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, con manifiesta complicidad, declaró en nuestro país: "Estas ceremonias nos duelen a nosotros [...]. Somos católicos y no podemos aceptar que haya otro culto en nuestra Iglesia. [...] Yo reconozco la autoridad del Papa, pero él no es infalible; en este caso hace cosas que no podemos aceptar".Poner en duda la infalibilidad de un pontífice en materias varias no constituye una novedad ni una sorpresa; lo que sí suena curiosamente llamativo es que la objeción parta de un ultramontano que, al mismo tiempo, parece sentirse autorizado a decidir sobre qué se puede aceptar y qué no de la autoridad romana.Esta postura se encuentra en rebeldía con el sentido común y con las reglas de la convivencia cívico-democrática, más allá de quese trata también de una postura en flagrante enfrentamiento con las enseñanzas evangélicas.Es bien conocida la actitud de franco impulsor del diálogo interreligioso del papa Francisco ya desde el comienzo de su tarea episcopal en la ciudad de Buenos Aires. Fiel a las enseñanzas del Concilio Vaticano II, del que...

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