Familias todo terreno: la alegría y el esfuerzo dan vida a las casas con chicos en tránsito

El amor no se divide, se multiplica. Esto es lo que viven día tras día los padres de las familias que albergan en sus hogares a chicos en tránsito. Porque al amor que sienten por sus hijos biológicos se va sumando el que tienen por todos esos bebes que, por diferentes motivos, llegan a sus casas.

"La verdad es que esto es algo hermoso, pero que también duele un montón. Es lo mejor que te puede pasar, te cambia la vida en lo personal pero duele. Y siempre empezás pensando que querés ayudar a un bebe y después te das cuenta de que lo único que hicieron fue ayudarte a vos", dice Nora Villagra, directora de Familias de Nazaret, organización que arrancó en 2000 a especializarse en esta temática, de la mano del obispado de San Isidro.

Los jueces son los que deciden qué chicos son los que necesitan los cuidados de estas familias y durante cuánto tiempo. En general vienen de situaciones de abuso o maltrato, son abandonados en los hospitales o aparecen en la vía pública. En paralelo, se trabaja para encontrar una solución a esta situación de emergencia que puede ser la restitución con la familia de origen o la adopción.

"Son chicos que están con medidas de abrigo porque se detectó que alguno de sus derechos estaba siendo vulnerados. En general siempre las primeras miradas las hacen los servicios sociales, las escuelas o los hospitales, como cuando un chico ingresa golpeado o si hay alguna denuncia. Y ahí entran en el circuito. Cuando se determina que está bien tomada la medida de abrigo, piden una vacante y recién ahí nosotros entramos en acción", agrega Villagra, que ya tuvo ocho chicos en su casa.

Lejos de la adopción

Los requisitos para poder ser una familia de tránsito van variando en función de la entidad que coordine la ayuda pero lo más importante es que el matrimonio o la persona no estén anotados para adoptar y que ya tengan hijos propios. Porque lo que se quiere evitar a toda costa es que la motivación sea aspirar a quedarse con estos chicos. "Lo mejor para nosotros es que ellos estén con sus familias biológicas o adoptivas", acota Villagra.

Familias de Nazareth recibe a chicos de hasta ocho meses, pero Familias Abiertas, otra organización que hace la misma labor solidaria, se estira hasta los cuatro años. "Con mi marido siempre dijimos de abrir un hogar y cuando tuvimos a nuestro primer hijo pensamos que era mejor abrir las puertas de nuestra casa a otros chicos. Y así es como hoy ya pasaron más de 200 niños por todas nuestras familias...

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