En Famatina, un inusual foco 'rebelde'

FAMATINA.- En el campamento de los activistas instalados en el cordón montañoso de Famatina hay un cuarto, una suerte de fogón de cemento, al que todos se refieren como "Fuerte Apache". La habitación se encuentra a un costado de donde funciona la radio (una vieja y polvorienta Tonomac, que permanece encendida las 24 horas) y justo atrás del altarcito donde conviven imágenes de la Virgen con algunas pocas consignas que, allí, parecen plegarias inconclusas.Fuerte Apache es el espacio mejor ventilado del campamento y, aunque tenga nombre de rincón no apto para ingenuos, se trata, en realidad, del lugar destinado a proteger a los niños si las cosas pasan a mayores. Una salita de jardín de infantes con alma de barricada. La última apuesta de quienes saben que una mala jugada del destino podría colocarlos a punto de perderlo todo.Las efímeras postales de rebeldía social que el zapatismo envió al mundo el 1° de enero de 1994 como regalo de Año Nuevo consolidó la imagen del insurrecto en pasamontañas, amenazante en sus palabras y, a su manera, elegantísimo con sus cinturones de balas y pipa al tono. Como el tiempo parece haber demostrado con el ejemplo del EZLN, el look del revolucionario no hace a la revolución.En http://www.lanacion.com.ar/1444315-famatina-fantasias-de-un-pueblo-esceptico ocurre todo lo contrario: quienes integran la resistencia al proyecto de la Osisko Mining Corporation no podrían participar de un Fashion Emergency antiglobalización. Son gente común y corriente, similar a cualquier hijo de vecino si no fuera porque prefieren construir un refugio antibalas para sus niños antes que dar el brazo a torcer en una causa que consideran legítima por no pocas razones.¿El mundo se cambia con las floridas consignas del subcomandante Marcos o con la intransigencia de una pueblada? Una vez más, el tiempo tiene la mejor respuesta.La población permanente del campamento no supera las 50 personas. En los días posteriores a la gran manifestación del jueves pasado, en la capital riojana se vieron jóvenes de Formosa, San Juan, Córdoba, Mendoza, Buenos Aires, San Luis y Santa Fe. La mayoría proviene de Famatina y Chilecito, y las preguntas sobre quién es cada uno y cómo llegó aparecen mientras se comparten trozos de sandía, mate o tortas fritas. Las banderas y mantas con proclamas y consignas rodean el área sombreada de las carpas, y los juegos de los niños y los perros constituyen el soundtrack permanente.Al lado de la improvisada pero amplia cocina, una enorme...

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