Falsificó un cheque y canceló un préstamo con el que pagó un costoso tratamiento médico para su marido, él se ofendió y le pidió el divorcio

En el siglo XIX las mujeres tenían poca o nula formación económica y era corriente que se metieran en problemas financieros que terminaban pagando con la deshonra. En la foto, los actores Santi Vicchi y Gabriela Puig en una obra inspirada en un caso real.

Cuando el marido se enfermó de tuberculosis, los médicos le prescribieron un viaje a una ciudad mediterránea para que intentara curarse en un clima más favorable. El estado de salud del hombre era delicado y preocupante. Aunque la situación del matrimonio no era holgada, Laura asumió la misión conseguir el dinero. Pero no quería ofender a su marido ni importunarlo de ninguna manera. Deseaba evitarle mayores preocupaciones que pudieran debilitarlo más de lo que estaba. Por eso, desesperada buscó ayuda y, viendo que la única opción viable era pedir un préstamo, asumió el riesgo, a espaldas de su marido y firmó una garantía para conseguirlo .

Hicieron el viaje, el enfermo se recuperó y la armonía se restableció en la familia. Podía decirse que eran felices otra vez. Pero al momento de tener que cancelar la deuda y viendo que no contaba con el dinero para afrontar el pago del crédito, Laura falsificó un cheque para intentar engañar al banco. Esto provocó un fuerte escándalo y, al enterarse de la situación, en vez de tratar de ayudarla, el marido repudió a su esposa y quiso quitarle la custodia de sus hijos.

A esta altura del relato, es probable que el lector afín a la dramaturgia sepa de qué estamos hablando. Sí, es correcto: se trata de la historia de Casa de Muñecas , escrita por Henrik Ibsen a fines del siglo XIX, en Noruega y considerada una de la obras más transgresoras en la historia del teatro.

Cuando se estrenó el 21 de diciembre de 1879 en el Teatro Real de Copenhague provocó una enorme conmoción entre el público y en la sociedad noruega. Un desconcierto comparable, tantos años después, al estupor que genera el lenguaje inclusivo y los reclamos feministas en 2022, que siguen dividiendo aguas en la sociedad.

La pieza teatral critica fuertemente las normas matrimoniales del siglo XIX y, aunque Ibsen negó que su obra fuera feminista, lo cierto es que al exponer en clave dramática un fenómeno que, por entonces, era habitual (las mujeres que caían en estafas o malversaban el uso del dinero solo por carecer de educación financiera, viviendo bajo la tutela marital) muchos críticos la consideraron la primera obra teatral verdaderamente feminista.

La obra sigue estudiándose en escuelas, universidades y talleres de formación actoral. También continúa representándose en todo el mundo. En Buenos Aires, por estos días, se puede ver todos los sábados a las 19 en Border...

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