La falsificación: un delito grave que pasa desapercibido
Autor | Sandro Calvani - Marco Musumeci |
Calvani - Musumeci, La falsificación: un delito grave que pasa desapercibido
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La falsificación:
un delito grave que pasa desapercibido*
Por Sandro Calvani y Marco Musumeci
¿Por qué la opinión pública no considera la falsificación como un delito tan gra-
ve como el tráfico de drogas o el contrabando de armas?
En primer lugar, analicemos lo que significa “delito grave” para los agentes en-
cargados de hacer cumplir la ley y para la opinión pública en general.
Algunas actividades delictivas son percibidas inmediatamente como “peligro-
sas”. Esa percepción está estrechamente vinculada a la amenaza que esos delitos
suponen para la seguridad o la salud de los ciudadanos y a las relaciones entre las
distintas actividades delictivas “peligrosas” dentro de la delincuencia organizada.
En el caso del tráfico de drogas, esos elementos de riesgo son claramente visi-
bles. El uso de drogas tiene graves consecuencias para la salud de sus consumido-
res. Además, se asocia inmediatamente a las drogas con la delincuencia organiza-
da, tanto en lo que respecta a su producción como a su comercio y distribución. La
asociación a la delincuencia organizada es en sí misma un “factor de riesgo” para la
seguridad de los ciudadanos y para el orden público. En consecuencia, la lucha
contra el tráfico de drogas se convierte en una prioridad para los cuerpos y fuerzas
de seguridad. También podría utilizarse el mismo razonamiento para el contrabando
de armas y la trata de seres humanos.
En estos casos, la percepción que tiene la opinión pública en general de esos
delitos, de sus consecuencias negativas y de la implicación de la delincuencia orga-
nizada suele corresponderse con la percepción de los cuerpos y fuerzas de seguri-
dad y de los organismos gubernamentales pertinentes.
Las leyes severas que sancionan esos delitos se ven normalmente acompaña-
das por investigaciones minuciosas y frecuentes, y las autoridades judiciales aplican
duras penas en sus sentencias.
¿Son igualmente válidas estas consideraciones en el caso de las falsificacio-
nes? La respuesta es claramente “no”.
En pocas palabras, la falsificación es una actividad delictiva peligrosa porque,
al copiar productos, los falsificadores causan enormes daños al mercado y ponen en
grave riesgo a los consumidores. Las consecuencias económicas negativas que su-
fren los legítimos productores –como resultado de la pérdida de ventas– se suman a
otras consecuencias económicas para los gobiernos: los falsificadores no pagan im-
puestos; utilizan las materias primas disponibles más baratas y, obviamente, no
cumplen ninguna normativa relativa a la seguridad y a los derechos de los trabajado-
res, pudiendo así ofrecer copias a precios mucho más bajos. En muchos casos,
* Extraído del artículo publicado en la revista electrónica “Archivos de Criminología, Criminalís-
tica y Seguridad Privada”, vol. I, agosto - diciembre, México, 2008, editada por la Sociedad Mexicana
de Criminología Capítulo Nuevo León A.C. (www.somecrimnl.es.tl). Bibliografía recomendada.
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