El Estado fallido, más que una amenaza

La sucesión vertiginosa de acontecimientos políticos y económicos en modo secuencia de fotos impactantes, pero aisladas, impide ver la película que se va componiendo de fondo. El control del territorio, el monopolio de la fuerza, el funcionamiento eficaz de las instituciones del Estado en sus obligaciones indelegables choca y compite, en vastas áreas del país, con el avance del crimen organizado, la autonomización de espacios geográficos, la corrupción política, judicial y policial, la inseguridad ciudadana, un entramado de relaciones subterráneas espurias, una moneda al borde del repudio masivo y una economía informal creciente. Nada más cercano y parecido a la definición de Estado fallido que se pueda encontrar en la historia argentina .

El detrás de escena del atentando contra la vicepresidenta, el avance de la narcocriminalidad en el Gran Rosario (pero no excluyentemente allí), las ocupaciones de tierras en la Patagonia (tampoco excluyentemente), los incendios fuera del control estatal en el delta entrerriano (y más acá), el desconocimiento de la Justicia , el cambio de reglas de juego , la existencia de un aparato paraestatal de inteligencia y un presidencialismo sin autoridad presidencial son escenas de una trama que suele exponerse fragmentada.

La sucesión ininterrumpida de grotescas fallas de la Policía Federal en la custodia y en la investigación del intento de magnicidio contra Cristina Kirchner , más su exculpación inmediata por parte del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández , jefe político de la fuerza, emerge como evidencia de las limitaciones del Estado para ejercer el monopolio de la violencia (Max Weber dixit) y brindar seguridad a la ciudadanía, empezando por sus más altos representantes. Al final, indefensos como todos. Aunque no parezca.

Como contrapartida asoma la ausencia de un aparato de inteligencia estatal en condiciones de alertar y prevenir delitos capaces de poner en riesgo la paz social y hasta la soberanía, al mismo tiempo que emergen expresiones del submundo del espionaje paraestatal vinculados con esos hechos y en condiciones de impedir su esclarecimiento .

La parábola que va desde los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA hasta la muerte del fiscal Alberto Nisman y el ataque a la vicepresidenta encuentra hitos marcados por agentes y abogados de la comunidad de "inteligencia" al amparo, la complacencia, la negligencia o la ineptitud de autoridades y dirigentes del más amplio espectro político...

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