El factor Cristina, la economía y losderechos humanos

En 1985, el radicalismo que lideraba Raúl Alfonsín se impuso en las primeras elecciones legislativas de su gestión con la bandera de la estabilidad económica conseguida temporariamente merced al Plan Austral. En 1991, dos años después de la asunción de Carlos Menem, el oficialismo menemista lograría el triunfo en los comicios parlamentarios de la mano de la convertibilidad, ideada por Domingo Cavallo, y de la percepción de que la hiperinflación estaba quedando atrás para siempre. Catorce años después, en 2005, el kirchnerismo ganaría su primera contienda legislativa gracias al crecimiento de la economía derivado del viento de cola internacional y del "trabajo sucio" que en materia económica había hecho su antecesor, Eduardo Duhalde, luego de que la Argentina tocara fondo. En los tres casos, la reconstrucción de la autoridad presidencial fue determinante para el éxito. También lo fue la firme conciencia social acerca de la gravedad del contexto en que llegó al poder cada uno de esos jefes del Estado: Alfonsín fue precedido por una dictadura militar; Menem, por un gigantesco proceso hiperinflacionario, y Kirchner, por la crisis política y socioeconómica de fines de 2001. Mauricio Macri llegó a la Casa Rosada en medio de una crisis moral derivada de la corrupción del gobierno kirchnerista, pero sin que hubiese un consenso generalizado en la sociedad sobre la existencia de un deterioro económico de la magnitud de los anteriores. Y es probable que, hacia el inicio del próximo proceso electoral, que tendrá lugar en agosto con las primarias abiertas, su gestión esté huérfana de una bandera económica como las que pudieron exhibir Alfonsín, Menem o Kirchner.

La inflación de los primeros cuatro meses de este año ronda el 8,5% y alcanza ya a la mitad de la meta menos optimista que el Poder Ejecutivo se había fijado en el presupuesto nacional (17%). En despachos cercanos al del primer mandatario, funcionarios se declaran satisfechos ante la posibilidad de que el índice de precios experimente en 2017 un alza equivalente a la mitad de la de 2016 (41%). El objetivo oficial de crecimiento para el presente año del 3 al 3,5% debería ser recalculado en al menos un punto para abajo, según las proyecciones de casi todos los analistas económicos. En síntesis, la ciudadanía no llegará a las urnas en medio de un boom de inversiones ni de la tan ansiada estabilidad económica.

Ninguna de estas circunstancias parece forzar por ahora a Macri a replantear la política...

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