De la fábula de la condecoración de Hitler y sus hazañas de guerra a su muerte, castrado en una cama

El misterioso homicidio de Helmut Klein, el ciudadano alemán castrado en su casa de Bernal

En la mesa del bar "Los Amigos", de Bernal, Helmut Klein se jactaba de haber combatido en la Segunda Guerra Mundial como miembro de la maquinaria militar nazi y que su valor en el campo de batalla, incluso, había sido reconocido por el tirano Adolfo Hitler. A los parroquianos que lo rodeaban para escucharlo, entre pocillos de café y vasos de aperitivos, les juraba que el hecho de haber sido integrante de la Wehrmacht lo había obligado a modificar algunos datos de su identidad al llegar a la Argentina, al término de la conflagración.

A Norma, una psicóloga que fue su amante, le contó que había "sido condecorado por Hitler y que para participar en la guerra había cambiado sus documentos debido a que, por su edad, le habían prohibido el ingreso en el ejército alemán.

Pero lo cierto es que Helmut Klein era un farsante. Nunca quedó claro por qué construyó aquella mentira. Quizás, por pura vanidad. Lo que sí se sabe es que el 22 de abril de 1994, su historia pasó de ser una fantasía a un misterio que, 28 años después, sigue tan hermético como al principio.

Klein fue asesinado estaba solo en su casa, justo después de una cena frugal. Lo asfixiaron. Su muerte contiene un dato horroroso: lo mutilaron. La misma persona que lo sofocó con una almohada apretada con fuerza contra su cara seccionó, con extrema prolijidad, como de mano experta, su virilidad completa. Y se llevó aquello que cortó, quizás como sádico "premio", quizás, como prueba del "trabajo" cumplido.

Ana Elsa, la esposa de Klein, había viajado a Frankfurt, Alemania, a visitar a su hija. El 17 de abril, el falso oficial nazi, acompañado por una amiga de la familia, la llevó en un remise al aeropuerto de Ezeiza, donde debía abordar un vuelo de Lufthansa.

Después que partió Ana Elsa, los vecinos recordaron haber visto a Klein por última vez el 19 de abril de 1994. Llevaba una bolsa con peras, dijeron.

El misterioso homicidio de Helmut Klein, el ciudadano alemán castrado en su casa de Bernal

Dos circunstancias extrañas

Al día siguiente hubo dos episodios fuera de lo normal en la cuadra de Independencia 79, dirección de la casa del ciudadano alemán. Una vecina que vivía al lado recordó que el 20 de abril, a las 4, escuchó ladrar al perro de los Klein de una forma que no era habitual. Horas antes, no pasó inadvertida para otros vecinos la presencia de un Ford Falcón rojo , que durante poco más de media...

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